Alejandro García, en busca de evitar un vacío sanitario que mermaría a la mitad la raza Serrana Negra soriana

El joven ganadero de Tierras Altas considera que hay otras opciones antes que sacrificar una explotación completa pero que se encuentra dividida y puede dividirse más

El joven ganadero soriano Alejandro García apura las horas para intentar salvar su ganadería de vaca Serrana Negra soriana, que supondría también salvar la mitad de la cabaña de esta raza de la provincia de Soria considerada en peligro de extinción.

Hace cinco años, los ejemplares de esta raza no llegaban a 300. Estuvieron a punto de ser 80 menos, que son los que compró Alejandro García a José Luis Palomar cuando ya se dirigían al matadero.

En este tiempo, la cabaña de la Serrana Negra se ha doblado hasta las 600 cabezas, y las 80 que compró García son ahora 260, a un ritmo de casi medio centenar más cada año, gracias a los cinco machos de que dispone. Solo trabaja la raza pura.

Su explotación se divide en dos territorios de las Tierras Altas, uno en Sarnago y el otro en Taniñe. En los controles bianuales que se realizan a las vacas, suele salir algún caso de tuberculosis, algo que el ganadero achaca a la cercanía de sus animales con un monte donde hay mucha caza. Considera que para controlar la tuberculosis habría que atacar primero este vector causante, antes que el sacrificio masivo y directo.

Hasta ahora, ha ido matando los animales enfermos, pero después de los últimos controles, la Junta le informó de lo que más teme un ganadero: la necesidad de hacer un vacío sanitario. Es decir, la obligación de sacrificar todas las vacas en el plazo de 15 días desde que reciba la notificación por escrito.

Ello, aparte de las consecuencias nefastas para su explotación y para su proyecto de vida, heredado de la familia, supondría terminar con casi la mitad de la población actual de Serrana Negra, una raza que da una carne de muy alta calidad pero cuyos rendimientos productivos son mucho menores que otras razas. Antaño, esta Serrana Negra se utilizaba en Soria como animal de carga, algo que ya dejó de ser necesario hace muchas décadas y condujo casi a su desaparición.

Alejandro García, dado el trabajo que ha hecho para tratar de recuperar esta raza, considera que existen otras alternativas antes que matar todas las vacas por un porcentaje escaso de positivos en tuberculosis.

Aparte de los dos grupos que tiene ahora en Sarnago y en Taniñe, tiene la posibilidad de dividir su explotación en más terrenos para ir haciendo más controles y respetar aquellos grupos en los que no se detecten casos.

También propone matar solo aquellas vacas de mayor edad, y acepta escuchar otras propuestas antes que sacrificar todo su ganado y hacer que la Serrana Negra retroceda en dos semanas lo que ha costado cinco años conseguir.

Además del problema personal, Alejandro García señala que la radicalidad de la medida echará para atrás a otros jóvenes ganaderos que se planteen criar Serrana Negra, un animal que además ayuda a controlar los incendios forestales como reconoce la Federación Española de Ganado Selecto.

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