Si el protagonista del capítulo anterior, el yacimiento de Los Casares, lleva más de 15 campañas continuadas de excavación, la antigua ermita de la Virgen de las Escobillas no había sido excavada nunca… hasta este verano. El arqueólogo Eduardo Alfaro ha conseguido este año los permisos necesarios para tratar de perimetrar el recinto de este antiguo templo del que apenas se veía ningún muro, y del que ya se adivinan alguna pared, un contrafuerte, el comienzo de un vano…
Alfaro no oculta la especial ilusión que le produce excavar por primera vez en este lugar perteneciente y tan cercano a su pueblo, Santa Cruz de Yanguas, y colaborando para ello con su Asociación de Amigos.
De hecho, algunos días de este verano se han reunido una quincena de personas de todas las edades para, bajo el asesoramiento de Eduardo Alfaro, trabajar en el terreno con los utensilios propios de los excavadores.
De manera paulatina se ha conseguido fijar ese perímetro de esta ermita, de la que existe constancia desde mediados del siglo XV, y cuyo estado ruinoso arrancó en la segunda mitad del siglo XIX. Para el año que viene, se intentará excavar más en profundidad, hasta la altura de la pista forestal levantada a escasos metros.
Y, para el futuro, y en relación con los tres capítulos anteriores, se buscará crear una especie de escuela de arqueología en estas Tierras Altas de Soria, para seguir implicando a toda su población en un atractivo que, poco a poco, hay que ir ayudando a que salga todavía más a la luz. La palabra "sueño" del titular es la que utiliza él mismo, Eduardo Alfaro, para definir lo que supone este proyecto.