Inicio hoy una miniserie de dos entradas sobre historias voluntarias de confinamiento, en ambas voy a hacer un breve resumen y voy a enlazar a desarrollos más largos.
La primera, además, es muy especial, porque tiene como protagonista a la provincia de Soria, concretamente a la que es quizás su cueva más famosa, la Galiana, situada en el Cañón del Río Lobos y visitable con la empresa que la gestiona.
Los protagonistas humanos de la historia son sobre todo tres: el estudiante de Medicina Antonio López Bravo, y los estudiantes de Geológicas Alfonso Sopeña y Jorge Rey. Fuera se quedó Alberto García, el llamado Equipo Superficie.
Los cuatro formaron parte en el año 1969 de la llamada Operación Civis (Ciencia y Vida Subterránea).
Después del acarreo de todo el material a una distancia de 1.500 metros de la entrada, la inmersión en la cueva tuvo lugar a las 22.00 horas del 3 de agosto, justo al anochecer.
La idea era permanecer dentro de la Galiana 21 días. Dentro de los diferentes experimentos que desarrollaron dentro de la cueva, uno de ellos, quizás el más sencillo y sin embargo el más complejo y apasionante, fue el de calcular el tiempo sin luz solar ni relojes.
Si hubieran acertado y hubieran salido justo a los 21 días, habrían regresado al mundo exterior el 24 de agosto, casualmente el día de la Virgen de la Salud o San Bartolomé, el día grande de la fiesta del Cañón.
Pero no estuvieron ni cerca de ello. Cuando salieron, habían transcurrido 31 días: habían permanecido dentro de la cueva el 50% más del tiempo del que habían planeado.
Hoy, el periódico Vozpópuli escribe un extenso reportaje escrito por Alberto Nájera, hijo de Antonio López Bravo y licenciado en Físicas aunque con mucha relación con la Medicina.
Como se dice al principio del reportaje, está escrito según los diarios que dejó su padre, quien con el paso de los años se convirtió en destacado médico y al que la ciudad de Ávila dedicó una calle hace un par de años.
Leer reportaje de Alberto Nájera y ver fotografías en Voxpópuli
