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Un asunto que trae de cabeza

UN ASUNTO QUE TRAE DE CABEZA

Se conmemoraba el doscientos setenta aniversario del nacimiento de Francisco de Goya y Lucientes y las autoridades habían elaborado un programa repleto de conferencias y exposiciones. Pero era necesario un golpe de efecto que les otorgara la repercusión mediática necesaria. Y nada mejor que hallando el desaparecido cráneo del ilustre pintor. Cabeza que no encontraron cuando exhumaron sus restos en Burdeos con la intención de trasladarlos a Madrid.

Se siguieron para ello diferentes hipótesis. Desde que fue retirada para su estudio frenológico hasta que yace a los pies de la Decimotercera Duquesa de Alba, pasando por la teoría de que un hijo de Dionisio Fierros, autor del óleo que reproduce la apreciada calavera, se lo diera de comer al perro, tras haberla hecho saltar en pedazos en un experimento con garbanzos.

Pero no contemplaron la posibilidad de que el cráneo perdido no fuera el de Goya sino el de su consuegro, Martín Miguel de Goicoechea, cuyos restos reposan junto a los del artista en la ermita de San Antonio de la Florida. Y que la cabeza del pintor descansa, nunca mejor dicho, en ese lugar, alejada de toda esta rocambolesca historia.