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Sueño Mapuche

Margarita de Austria por Juan Van Der Hamen

En el mismo momento en que Alonso de Ribera bautizaba con el nombre de Santa Margarita de Austria el fuerte levantado a orillas del río Lebu, al otro lado del océano, la reina despertaba sobresaltada envuelta en sudor. En el perturbador sueño, su nívea piel tornose cobriza y una cabellera morena descendía en liberadora cascada por su espalda desnuda de elegantes brocados. Sentía una serenidad hasta entonces desconocida. Una agradable paz rota de súbito por feroces ladridos de perros alanos, disparos de arcabuz y mandobles de refulgente acero. Sonidos ensordecedores a los que siguieron gritos de horror que se incrustaron en su cabeza resonando con fuerza hasta el día en que el abandono cubrió de olvido aquel lejano baluarte.