Fue llamado al despacho del Director General. Éste, con un leve gesto, le indicó que tomara asiento mientras mantenía una acalorada conversación telefónica. Posó su mirada nerviosa en las fotografías de elegantes marcos que decoraban el escritorio. Le sorprendió descubrir que en todas ellas su jefe posaba sonriente junto a carpas, percas y siluros con el Embalse de fondo. Los mismos peces que ahora disecados le observaban desde la pared. Y de pronto se sintió inmensamente pequeño.
Ilustración: Lola Gómez Redondo
Parece que un ascenso precisamente no le va a ofrecer.
En todo caso el único ascenso sería desde el agua tirando con fuerza del anzuelo.
Grande ese pez gordo tuyo y la ilustración magnífica también, como siempre (el bigote-anzuelo es sencillamente genial).
Abrazo!
Estoy contigo. La ilustración una vez más acertadísima. Te recomiendo Beatriz que visites la sección que tiene Lola en el diario llamada Despalabros. Es genial.
La conozco sí, buenísima. 🙂
Una vez más el pez grande se come al chico.
Cierto. Aunque me quedo con la idea de que muchos peces pequeños juntos pueden hacer un pez mayor.
Muy ingenioso, amigo Raúl!
Un placer encontrarte de nuevo por estos lares, amigo.