Cuando regresó de estar con su amada, descubrió un par de cuernos que asomaban de la frente de su mujer. Al actuar ésta con normalidad, concluyó que no había reparado en tales protuberancias y respiró aliviado. Ella hizo lo propio al comprobar que su marido fijaba la atención en su rostro en lugar de en la cortina donde asomaban los pies desnudos de su amante.
Ilustración: Lola Gómez Redondo
Ojos que no ven … batacazo que te pegas.
Veo que controlas el refranero popular. Je je.
Vaya par de dos…si si ojos que no ven,corazón que no sientes,aunque endicho este caso creo que están hechos el uno para el otro….Que alegría!!!