– Todos los aparatos se volvieron locos. La tostadora golpeó a mamá. A papá se la tragó la lavadora. Y el aspirador se comió a mi hámster – relató en un hilo de voz el pequeño.
– ¿Y cómo es que a ti no te hicieron nada? – inquirió el oficial de policía.
– No lo sé – respondió el chico todavía ataviado con la caja de cartón forrada de papel de aluminio de la fiesta de disfraces.