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La llamada

LA LLAMADA

Sus manos no están encallecidas por remos, sogas y redes. Ni el rostro curtido por el sol, el viento y la sal. Lejos queda el mar que dio sustento a sus antepasados. Pero en el silencio de la noche puede sentir el seductor canto de las sirenas.

Ilustración: Lola Gómez Redondo