El gato es un animal psicopompo. Lo aprendió del abuelo que era un gran conocedor del Antiguo Egipto. Por ello no le extrañó que desapareciera en el funeral del anciano. Cuando tras varios días de ausencia regresó la mascota a casa estaba sucia, helada y una pluma asomaba de su hocico. Inmediatamente recordó aquella creencia en la que Anubis coloca en un platillo el corazón del difunto y en el otro la pluma de Maat. ¿Hacía que lado se ha inclinado la balanza? Le inquirió impaciente al animal. Éste, lo miró con desdén y regurgitó a sus pies los restos de un pequeño pajarillo.
Este texto participa en el Certamen de Relato Corto para mesilla de noche Esta noche te cuento.
Buen relato…¡Espero que tengas mucha suerte!
Gracias.
Veo los concursos literarios como una forma de obligarme a escribir.
Me encanta
Me alegra que te guste, Lola.
Se te echa de menos.
Me parece estupendo Raúl,además se nota que escribes con mucho mimo y dedicación,se nota que te gusta escribir y se te da de lujo…no lo dejes y me gusta la forma que tienes de expresar los relatos y me encanta leerte
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