El asunto es que este malintencionado polizón que se ha colado en el pasado, trata por todos los medios de persuadir al monarca leonés para que deseche la idea de acudir a Zaragoza. Puede parecer una pequeña maldad que en poco consiga cambiar los acontecimientos venideros pero permítanme que discrepe, pues no consigo imaginar un Real Zaragoza sin ese león rampante a la altura del corazón como no lo concibo en Segunda aunque bien sé que por desgracia está allí, en la dichosa página 205 del Teletexto. Al menos de momento.