Estoy condenado a vivir eternamente aquí, sentado en esta terraza que ilumina la noche de Arlés. Como lo están aquellos que me acompañan, hombres y mujeres de una burguesía trasnochada. Otros tuvieron más suerte, los que abandonaron sus mesas antes de que aquel loco pintor pelirrojo colocara su caballete ante este Café.
Muy bueno.
No pinta bien la inmortalidad para esos anónimos burgueses. Gracias Juan.
Este texto obtuvo el segundo puesto en el I Concurso de Microrrelatos El Microrrelatista en el año 2011 bajo el título Café de Arlés.
La ilustración muestra la conocida obra de Vincent Van Gogh, Terraza de Café por la noche, Arlés, 1888.