Uno de los días de mayor alegría fue con la llegada del Rey, nuestro señor. Las ciudad toda se engalanó para la ocasión como nunca antes. Los vecinos salimos a la calle luciendo los mejores ropajes dispuestos a aclamar con grandes vítores a la comitiva real. Nuestro monarca había decidido convocar Cortes aquí para presentar a su primogénito y heredero al trono y que éste jurase nuestros Fueros y Libertades. Además de para solicitar dinero y hombres en sus guerras en el extranjero. Por ello, otro de los días de mayor alegría en la ciudad fue cuando se marchó el Rey, nuestro señor.