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Abeja reina

índiceAsí una noche tras otra, sintiendo como ese sonido incesante y cadencioso me perfora la cabeza. Al principio pensé que se trataba de un grifo mal cerrado. Pero tras comprobar la llave de paso y solicitar la presencia de un fontanero, finalmente lo descarté. Fue hace unas semanas cuando sin posibilidad de conciliar el sueño, resolví no cejar hasta dar con el origen de aquel insufrible repiqueteo. Y después de recorrer todos y cada uno de los rincones de este lugar, por fin di con él. El molesto goteo provenía de la iglesia. Y cual fue mi sorpresa al descubrir que se trataba de sangre que emanaba del estigma en la frente de Santa Rita. Sin tiempo que perder, tomé la fregona y lo limpié antes de que las hermanas se levantaran para el oficio de Maitines. No puedo permitir que esto trascienda. Si así ocurriera nuestro convento se llenaría de seudo-investigadores, periodistas y curiosos atraídos por el morbo, no la fe. Y éste es un lugar para el recogimiento y la oración. Y así debe seguir siendo por los siglos de los siglos.