Blog

Gigantes y cabezudos

GIGANTES Y CABEZUDOSEn un momento dado, todos los allí congregados echamos a correr de manera atropellada. No era necesario volver la vista para saber que nos pisaban los talones. Un golpe seco seguido de un grito de dolor silenciaba por un instante el sonido de nuestra respiración acelerada. Desde su posición privilegiada, los gigantes observaban la escena con satisfacción. En esta persecución no había "casa" donde ponerse a salvo. Precisamente por ese motivo habíamos salido a la calle, para intentar detener esta terrible sangría de desahucios.

Ilustración: Lola Gómez Redondo