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Cima 7 de 45. Tarragona. Mont Caro. 1.441 metros. 5-4-2014

Ya van siete, la segunda de Cataluña. Se reían algunos amigos cuando veían vía wasap el aparentemente escaso sufrimiento que hemos necesitado para llegar a la cima del Mont Caro, la más elevada de Tarragona. Supongo que es culpa mía por no haber recalcado desde el principio que este no es un reto exclusivamente montañero, sino que el componente del viaje y del conocimiento de nuevos lugares en España tiene la misma importancia.

Los Puertos de Tortosa y Beceite son uno de los parajes naturales más rotos que puedan verse en la península. La cabra montés es la reina y nos han dicho que son muy fáciles de ver, incluso en la carretera. Esta vez no hemos tenido suerte, pero intentaremos alguna vez que nuestra estancia en el Parc Natural dels Ports se prolongue al menos un par de días.

Pequeña logística de viaje

Sin acercarse a las grandes expediciones en el Himalaya, la nuestra también ha tenido su pequeña logística. A lo largo del viernes me fui acercando de Soria a Tarragona. Primero en coche con Dani, de Soria a Zaragoza, y luego en las cuatro horas del Regional Express, de Zaragoza a Tarragona. En una céntrica pensión de la ciudad imperial dormí.

Este mismo sábado 5 de abril hemos quedado en Tarragona, a las 9.00 de la mañana, con Óscar, que vuelve a acompañarme en una de las cimas. GPS y rumbo a Tortosa. Dejamos a la izquierda el Delta del Ebro y giramos a la derecha, al interior, a Roquetes. Allí fotografiamos un cartel de la calle Numancia junto al Centro de Interpretación del Parque Natural, que estaba cerrado.

No ha sido un gran contratiempo. Desde Roquetes parte una virada carretera hacia la cima del Mont Caro. La carretera llega hasta la máxima altura, con lo que no habríamos tenido que andar ni diez metros si no hubiéramos querido. 3,8 kilómetros antes del final, sale un desvío a la derecha hacia el Refugio del Mont Caro, personalizado como Refugio Pepito Anguera. Cerca del refugio hay varios edificios particulares y algún restaurante más.

Haciendo caso a los del lugar

Hemos aparcado en el mismo refugio y hemos cometido el típico acierto de preguntarle a alguien de la zona la ruta para subir. La persona elegida ha sido la misma posadera. Unos trescientos metros más adelante hay una pequeña plaza y, a la izquierda, sube hasta la misma cumbre un larguísimo tubo por el que pasa la electricidad.

Nos avisa de que es una ruta corta, casi directa y muy empinada, “tendréis que grimpar (escalar, o por lo menos echar las manos a tierra) en algunos pasos. Luego podéis bajar por la ruta normal, la de la carretera, cogiendo algunos atajos”.

Y eso mismo hemos hecho. Nos ha costado unos minutos encontrar el Tubo, pero una vez que se encuentra ya no hay pérdida: seguirlo hacia arriba. Es un camino muy abrupto, efectivamente empinadísimo, y en el que con bastante frecuencia hay que echar las manos al suelo. No me atrevería a llamarlo peligroso, pero algún resbalón puede haber. Los arbustos y sus raíces ayudan a impulsar hacia arriba.

El mar, el Delta del Ebro, desde la montaña

Las vistas son espectaculares, tanto las de la montaña como las de la amplia planicie antes del mar, antes del Delta del Ebro. La subida por el Tubo termina radicalmente en la carretera. A menos de medio centenar de metros están las grandes antenas, las placas que nos indican que estamos en el Mont Caro, algunos poemas también labrados en piedra y la Virgen de la Cinta. Como no tenemos intención de ascender las antenas, consideramos que es suficiente fotografiarnos junto a esas placas y junto a la imagen de la Virgen, que parece el punto más elevado.

En la cumbre hemos encontrado una pareja de alemanes, dos mujeres y un hombre de apariencia catalana y un joven que iba balizando con cintas una marcha senderista que hay mañana domingo 6 de abril. Hemos bajado por la carretera casi a la vez que él hasta que nos hemos desviado siguiendo unas marcas rojas. Esas marcas sirven para evitar el asfalto: las ‘eses’ que este hace, la senda las convierte en una ‘i latina’.

Un descenso menos empinado

La bajada es también ligeramente empinada, pero nada que ver con la subida. Es muy agradable, y apenas hay que tener cuidado en un par de puntos cercanos a las intersecciones con la carretera. Esta senda no desemboca en el refugio, sino a algo más de 500 metros. Se gira a la izquierda y pronto nos encontramos con nuestro coche y con nuestra inesperada guía. La habíamos abandonado poco más de hora y media antes. Nos hemos despedido y hemos bajado hacia el nivel del mar, para comer en Salou antes de reemprender el camino a Barcelona.

Hay rutas más largas para subir al Mont Caro pero a nosotros nos ha parecido bien esta. Allí permanecen el monte, los puertos, las cabras y las quebradas de esta unión de las provincias de Tarragona, Teruel y Castellón, con lo que algún día intentaremos volver a encontrarnos.

Ver ruta en Wikiloc

Punto de salida: Refugio de Pepito Anguera (de Mont Caro). Sale hacia allí una carretera desde Roquetes, muy cerca de Tortosa. Esa carretera, muy virada, hay que seguirla unos 15 kilómetros.

Distancia: Unos cinco kilómetros tiene la ruta que hemos hecho, con fuertes desniveles.

Desnivel: Salimos a menos de 1.100 y llegamos a casi 1.450.

Cuánto se tarda: Esta ruta nos ha llevado poco más de hora y media, con tiempo de sobra para hacernos unas fotos arriba. Hemos ido a buen ritmo.

Explícame cómo se sube sin literatura: Tortosa. Desde allí a Roquetes. Al final del pueblo sale esa carretera hacia el Refugio de Mont Caro, al que se llega después de tomar un desvío a la derecha después de unos 15 kilómetros de curvas. A unos 300 metros del refugio hay una plazoleta de una urbanización. Ya a la izquierda se ven las grandes antenas del Mont Caro. Hay que buscar el Tubo que sube hacia ellas, y seguirlo sin alejarse de él. Así se llega arriba. Para bajar, se sigue la carretera. Para no ir por ella todo el rato, hay unas marcas rojas que ayudan a ir atrochando. Al llegar a terreno urbanizado, se gira a la izquierda para encontrarse pronto y de nuevo con el refugio.

La canción de Fernando: