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Cima 10 de 45. Asturias y León. Torre Cerredo. 2.648 metros. 27-7-2014

Cada una de las 45 cimas de este proyecto tiene su particular importancia, pero hay una serie de ellas que le dan un especial empaque. Como ya intuíamos, y como hemos podido comprobar esta mañana, Torre Cerredo es una de ellas. El punto más alto de los incomparables Picos de Europa lo es también de León y del Principado de Asturias.

Cinco burgenses (Alfredo, Begoña, Chupi, Dani, Jesús) y tres adnamantinos (Carlos, Diego, Mariano) han sido los compañeros de viaje de esta décima etapa. Una buena representación de la provincia. Estaba previsto realizar esta escapada la semana pasada, pero el mal tiempo nos aconsejó retrasarla siete días. Ello impidió que viniera alguno más, pero…

Día 1. Sábado 26

Cuatro expedicionarios de El Burgo de Osma (todos menos Dani) y yo quedamos en San Leonardo a las 8.30 de la mañana. Cabíamos los cinco en un coche y emprendimos viaje: Burgos, dirección León hasta Osorno, dirección Santander hasta Torrelavega, dirección Oviedo hasta Unquera y adiós autovía. Cruzamos Unquera para llegar hasta Panes, donde torcemos a la derecha hasta Arenas de Cabrales.

En Arenas cogemos la pequeña carretera que pasa Poncebos, Tielve y, un poco antes de llegar a Sotres, se gira por el camino de la derecha como ya han hecho otros cuantos cientos de coches: esta es la gran entrada de Picos de Europa, es sábado, julio y hace buen tiempo. Despacio, logramos avanzar por el camino. Hay que coger otro que sale a la derecha, primero de bajada y luego de fuerte subida, hasta que se pueda. Nosotros pudimos hasta el final.

Caminando a las tres

Eran las tres de la tarde. Agarramos nuestras mochilas y hacia arriba. Nuestro destino es el Refugio del Urriellu. Al poco de comenzar se pasa el Collado Pandébano y el Refugio de la Terenosa, y el camino a partir de ahí no tiene pérdida. El tráfico de personas es además intenso.

Según nos estamos acercando al refugio, vemos un helicóptero haciendo maniobras de acercamiento y alejamiento muy cerca de la ladera de enfrente. Cuando llegamos, nos enteramos de que un joven ha fallecido al apartarse sin darse cuenta durante un momento del camino de bajada. Algunos de sus compañeros están en la campa junto al refugio, uno de ellos con el tobillo muy lastimado tras la carrera que dio para avisar. No es lo mismo leerlo en prensa que verlo tan cerca.

Superando la impresión y la tristeza, nos acomodamos en el refugio, al que hemos llegado aproximadamente dos horas después de empezar a andar. Allí nos encontramos también con el grupo de Almazán y con Dani. Ellos cuatro partieron el viernes y venían de hacer el Llambrión, la segunda cima más alta de Picos.

Después de admirar el impresionante mar de nubes, de concretar la quedada para el día siguiente, de cenar y de una breve sobremesa, nos adentramos en nuestros sacos bien temprano ante la dura jornada que nos esperaba hoy.

Día 2 y cumbre. Domingo 27

Nos levantamos a las 6.30. Hemos dormido como se suele dormir en los refugios de montaña un sábado de verano, un poco peor que en nuestra cama. El desayuno empezaba a las 7.00, y a esa hora estábamos en la mesa para terminar cuanto antes los preparativos y dar comienzo a nuestra caminata. Los primeros pasos los hemos dado a las 7.40.

El camino inicial parte con claridad frente a la puerta del refugio (1.960 metros). Hay que subir fuerte, y por tanto despacio, desde el principio. Esta primera parte del sendero termina unos cuarenta minutos después en una trepada que sale hacia la izquierda, entre dos conglomerados rocosos, nada aérea. Es la zona de la Brecha de los Cazadores. Al regreso, al terminar de realizar este destrepe, hay que girar a la derecha. De frente hay una gran caída, por la que se despistó el joven de ayer.

Después de esta primera trepada hay que ir buscando los caminos que salen a la izquierda hacia nuestro objetivo, que ya está al alcance de nuestras miradas. Vamos eligiendo una senda que deja a la derecha una gran hondonada (jou). A la vuelta variaremos ligeramente la ruta para caminar más por el mismo jou.

Neveros y rebecos, mucha roca

Esta parte del avance es diferente a la inicial. Hay algún nevero. Los senderos se pierden en ocasiones porque lo único que se pisan son grandes extensiones de roca, que en días húmedos tienen que ser peligrosas. Los puntos verdes no son fáciles de seguir. Hay algunos hitos, que no siempre se divisan. Las abundantes manadas de rebecos observan pero no dan pistas.

Lo importante es caminar en la dirección correcta hasta llegar al Jou de Cerredo. Nos ha costado algo menos de dos horas en total. Desde aquí se disfruta ya de un paisaje maravilloso y único, el clásico del corazón de los Picos de Europa, con sus jous rodeados de empinadísimos picachos con acceso aparentemente vetado.

Pero no es así. Aprovechamos el parón para dejar las mochilas y coger solo algo de agua, comida y ropa de abrigo, que al final no hizo ni falta. Estamos 400 metros por debajo de nuestro objetivo. Mirarlo provoca dolor de cuello. El Torre Cerredo no es una de las ascensiones más complicadas de Picos pero tampoco se puede considerar apta para el primer acercamiento de nadie a las montañas.

Camino de piedra suelta y trepada

Desde el jou hasta la cima hay una primera parte de camino con piedras muy sueltas. Algunas son de buen tamaño, pero también ruedan porque la inclinación es grande. Después de este camino, llega la hora de la trepada. No es complicada, pero sí muy vertical, expuesta. Se pasa por debajo o justo al lado de un nevero. Como el camino no es claro, al subir nos metemos en una ancha chimenea de la que tenemos que salir con una nueva trepada cuyo destrepe promete no ser fácil. Por suerte, a la bajada descubrimos que había que rodear esa chimenea.

Con pies y manos se va avanzando sin grandes dificultades, casi mejor que por el pedregoso camino anterior. Nos encontramos a dos montañeros que bajan con precaución. Y de repente, sin previo aviso y sin esperarlo, vemos a escasos metros un destartalado cilindro que no puede ser otra cosa que el vértice geodésico del Torre Cerredo. El tramo final de arista es amplio y sencillo.

Impresionantes vistas

Impresionante. El día está despejadísimo. Las escasas nubes adornan antes que entorpecen la visión. Solo se echa de menos el mar. Peña Santa de Castilla, el Neverón del Urriellu, el Llambrión, el Pico de Los Cabrones en cuya cima parece celebrarse una romería, otros picos lejanos e igualmente atractivos y bellos que no sabemos cuáles son… La vista desde la cumbre nos ayuda de nuevo a entender por qué existe la afición a las montañas, aunque no seamos nosotros los que necesitemos esa respuesta.

Ahora toca bajar. El descenso no es mucho más rápido que la subida en este comienzo. Hay que ir destrepando con tranquilidad, para recuperar también algunos otros elementos, sobre todo bastones, que habíamos dejado al comienzo de la chimenea equivocada. Luego llega ese camino de piedras y de nuevo el jou que hemos abandonado una hora y cuarenta y cinco minutos antes.

Tentempié y regreso

El descanso ha venido acompañado de la ingesta de bocadillos, barritas, frutos secos, agua, fruta… antes de afrontar los nueve el regreso hasta el refugio. Como se puede apreciar en el mapa, lo hemos hecho de un modo más directo por la hondonada. Puede que no se tarde mucho menos.

En el refugio, como es habitual, habíamos dejado ayer por la noche material pesado que no iba a sernos necesario en la ascensión. Hemos rehecho las mochilas y, tras otro breve descanso, de nuevo hacia abajo, hacia los coches. Nos ha dado alegría verlos. La jornada ha durado unas siete horas y media, con mucha subida y, sobre todo, con mucha bajada. Habría que reinventar las rodillas.

El camino en los coches lo hemos hecho por separado los dos grupos, para vernos de nuevo en Arenas de Cabrales. El río Cares a su paso por esta población nos ha servido al grupo 2 para reencontrarnos con nuestra higiene personal. Unos platos combinados y alguna compra han sido nuestras últimas actividades antes de despedirnos de Asturias, mi segunda zona favorita de España. Ya tenemos su cima, pero ello no va a impedirnos regresar con frecuencia a sus playas, sus montañas, sus valles, el queso, la sidra, sus pueblos…

Ver ruta en Wikiloc

Punto de salida: Refugio de Urriellu, también llamado de Julián Delgado Úbeda, justo debajo del Naranjo de Bulnes (pico Urriellu). Unas dos horas de caminata desde Collado Pandébano.

Distancia: Algo más de 11 kilómetros. A ello hay que añadir el acceso al refugio y el descenso desde el mismo hasta el coche.

Desnivel: No es una cuesta arriba constante. Aunque se salvan algo menos de 700 metros, hay que ascender unos 900 y descender otros tantos. Siempre, hablando solo del trayecto entre el refugio y el Cerredo.

Cuánto se tarda: De refugio a refugio hemos estado cinco horas y media, con una parada tranquila en el jou una vez que hemos bajado del pico.

Explícame cómo se sube sin literatura: Llegas al Refugio del Urriellu siguiendo el camino bien marcado o la romería de personas. Frente al refugio sale otro camino muy empinado, sin pérdida. Tras la primera trepada obligada, vas buscando alguna senda hacia la izquierda, donde ya se ve el Torre Cerredo. En una hora o menos llegas al jou. Miras hacia arriba y ves el pico justo encima de ti. Hay puntos verdes y algunos hitos que ayudan a conocer dónde se encuentra el acceso menos complicado.

La canción de Fernando (León):

La canción de Fernando (Asturias):