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Ética y legalidad

Últimamente se vienen creando y celebrando debates interesados acerca de ambos términos.

Parece ser que predomina lo legal sobre cualquier otra apreciación.

No estoy de acuerdo en ningún caso, pero en el ámbito político, que es el epicentro de la diatriba, creo existen suficientes argumentos como para demostrar el desacuerdo.

Teniendo en cuenta que las leyes que nos rigen emanan de poderes políticos no es lógico que estos adopten y adapten dichas leyes en contrario a la ética.

La ética es un modo de vivir, es una manera de hacer las cosas en concordancia con los semejantes, con la naturaleza, sirve para determinar y separar el bien del mal.

Si los que confeccionan y promulgan las leyes no se ajustan a la ética, estas deberían carecer de valor.

Si además se prevalen de las leyes que ellos promulgaron, o consintieron, es claramente abuso de posición.

Me parece que es de sentido común que los políticos con actuaciones contrarias a la ética deberían ser expulsados de sus puestos.

Sin olvidarnos de algo elemental. Nadie obliga a nadie a ocupar un cargo público.

Si consideran que cobrar ocho veces el salario mínimo es insuficiente dedíquense a otra cosa. Por cierto, y como pequeño detalle. Devuelvan hasta el último céntimo de los ingresos obtenidos fuera de su actividad parlamentaria.

Su patria los necesita.