Lucas Abad Garoña fue el médico de Valdeavellano de Tera y de otros pueblos de El Valle durante 18 años a comienzos del pasado siglo. Falleció ahora hace casi cien años, pero su nombre no ha quedado olvidado, especialmente, por ejemplo, entre los hijos y los nietos de aquella mujer a la que salvó la vida en Villar del Ala curando con una llave al rojo vivo aplicada a la lengua tras una picadura de avispa que podía haber sido letal (en España mueren todavía alrededor de una veintena de personas al año por este motivo).
Abad, con su caballo Nana y su perro, cruzaba la Vega para llegar cuanto antes de la Solana a la Umbría de El Valle y viceversa. Tanto cariño tenía a sus animales que se retrató con ellos en Valdeavellano:
Abad, nacido en la localidad riojana de Nieva de Cameros, donde tiene una calle con su nombre, no solo era médico. Era, por ejemplo, el cronista de la comarca para los noticieros impresos de la época. Y era también el inspirador de algunas de las fiestas de Valdeavellano, como la protagonista de esta historia.
El árbol, figura respetada en todo lugar habitado por el ser humano, es mitificada desde antiguo en el norte de Europa, aquellos lugares en los que investigaba el cirujano Lucas Abad Garoña para aplicar esas mejoras a sus pacientes.
Por ello, es muy probable que tomara de este norte de Europa la idea de celebrar en su pueblo de adopción (donde vive su descendencia), este Día del Árbol. Hay varios registros de la celebración de esta festividad en las dos primeras décadas del siglo pasado en Valdeavellano de Tera, con autoridades y con todo el vecindario presente. Como tantas cosas, aquello se perdió...
Antes de ayer, domingo 30 de abril de 2023, la Asociación Cultural de Valdeavellano de Tera organizó el Día del Árbol. En uno de los bares de la localidad, el Sime, hay una inmensa fotografía de aquella fiesta. De tanto verla desde hace años, así como tras su publicación en el reciente libro de Jesús Gómez Tierno sobre las noticias de Valdeavellano en la prensa soriana a comienzos del pasado siglo, surgió la idea de recuperar este festejo en colaboración con el Ayuntamiento.
Los niños de la localidad plantaron unos acebos en el Prao Concejo, junto al parque infantil de la cruz de San Pedro. Lo hicieron como se plantaban los árboles en 1915 (fecha aproximada de la otra imagen) y como se plantarán en 2140, con unas palas para hacer el agujero y poco más.
Gracias a ACVT, JH y gracias especiales a MA
