Por tercera vez en la historia, la famosa escultura del Oso y el Madroño de la Puerta del Sol de Madrid ha cambiado de sitio. Erigida por el escultor Antonio Navarro y colocada por primera vez en 1967, ya fue trasladada en 1986 a la confluencia de la calle del Carmen, antes de ser devuelta a su emplazamiento original en 2009, siempre en esa céntrica Puerta del Sol, simbólico centro de España.
Se lleva ya tiempo trabajando en la peatonalización completa de esta plaza, siguiendo la tendencia actual en todas las ciudades del mundo. Para mejorar esa peatonalización, el Ayuntamiento de la capital ha decidido que era conveniente mover de nuevo esa escultura del Oso y el Madroño, un ligero traslado de unos 11 metros que reviste una alta complejidad técnica.
De ese traslado, realizado esta mañana y para el cual ha sido necesario cortar la base con hilo de diamante, se ha encargado la empresa Madrid Centro (Azvi-Licuas), y más concretamente el arqueólogo soriano Miguel Ángel López Marcos (Nódalo).
López Marcos está más acostumbrado a trabajar con piezas delicadas de cientos o de unos pocos miles de años, como saben bien en Egipto y sobre todo en Luxor. Este Oso con sus patas delanteras sobre un Madroño puede que no tenga ese valor histórico de otras piezas, pero es tan querido por los madrileños que ha sido necesario hacer un fino traslado, pues más complicado que el cambio de ubicación en sí ha sido el posterior nivelado.
Imagino que más pronto que tarde podré comprobar in situ la nueva ubicación de la escultura.
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