Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 317. 9/12-11-2023

Maravillas de España: el Courel y la Ribeira Sacra lucense

Crucero por el Sil
photo_camera Crucero por el Sil

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Este es el resumen de una de esas escapadas por España de unos pocos días que de vez en cuando se me escapan, en este caso a uno de los lugares que siempre he tenido muchas ganas de conocer: la Ribeira Sacra. La Ribeira Sacra es un gran territorio gallego entre las provincias de Orense y Lugo. En este viaje me he limitado a la zona lucense, teniendo bien claro que no se me ha olvidado que dejo pendiente regresar a la orensana.

Jueves 9

La primera jornada ha sido de acercamiento a tierras gallegas, con visita a la ciudad de Orense para hablar con los responsables de la empresa Openhost con la que trabajamos desde hace un tiempo. Aunque mi idea original era ir directo desde allí hasta mi alojamiento, me lo han desaconsejado ellos mismos, pues no podía abandonar Orense sin bañarme en sus famosas termas.

Aunque creo que es mi tercera o cuarta visita a la capital de la única provincia gallega sin mar, nunca había caminado por esta orilla del río Miño donde hay varias termas gratuitas y una de pago (muy barata). Siguiendo también el consejo de mis anfitriones, me he decantado por estas últimas, las Termas de Outariz. He hecho el recorrido completo ya de noche, con bastante gente alternando las piscinas de agua caliente con las de agua fría (estas estaban casi siempre vacías), los chorros, el caldarium… Dentro no se puede hacer fotos, como en ningún balneario del mundo, supongo, y fuera se me ha olvidado.

Bien de noche he llegado al albergue de A Pobra do Brollón, ya en la provincia de Lugo. Este pueblo forma parte del Camino de Invierno, uno de los caminos menos transitados de los que terminan en Santiago. Empieza en Ponferrada, donde se separa del Camino Francés. En esta primera noche solo había un peregrino, un tocayo mío de Barcelona, pero para el resto de días se esperan más.

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Viernes 10

Hoy sí ha sido un día más potente de turisteo. Según decidí la noche anterior, mi primer destino iba a ser la Peña de los Cuatro Caballeros, para lo cual tenía que subir primero al mirador del Foxo dos Lobos, accesible por pistas. El primer tramo es pista dura, pero al cabo del rato se convierte en barro. Al primer amago de patinaje artístico me he dado la vuelta. Hoy, tampoco iba a ver mucho desde allí arriba.

A continuación he transitado por la carretera que une mi pueblo, A Pobra de Brollón, con Folgoso do Courel. Espectacular, de estas carreteras en las que en el Google Maps bajan más rápidos los minutos restantes que los kilómetros. En realidad, decir espectacular es decir poco, y más si se tiene la suerte que he tenido yo de que me ha salido un día de lluvia constante y nieblas intermitentes, a veces muy cerradas. Le dedicaré una entrada exclusiva a esta carretera llena de baches, curvas, castaños, carballos, hojas ocres, fervenzas (cascadas), puentes, subidas, bajadas, miradores a las increíbles laderas del Courel, aldeas…

Carretera de A Pobra de Brollón a Folgoso do Courel

De estas últimas he parado en dos. Una se llama precisamente Parada dos Montes, donde me he limitado a hacer una foto desde el coche porque jarreaba, y la otra es Froxán, donde también llovía pero menos y sí me he animado a dar un resbaladizo paseo. He logrado coger algunas castañas, a ver qué tal están cuando se sequen porque parece que al final no ha sido una buena campaña para este fruto seco en Galicia.

Después de este corto-largo viaje en coche, mi primera contribución a la hostelería de la zona ha sido en Folgoso, también ampliamente bañado por la lluvia. De allí he ido a Quiroga, donde me ha sorprendido que el mercadillo está en plena travesía. Por suerte, estaban desmontando y he podido pasar, pero no aparcar donde yo quería. He preguntado para comer y me han recomendado cruzar el Sil para ir a San Clodio, la capital de otro municipio de Lugo, Ribas de Sil. El punto donde el Sil empieza a marcar la frontera entre Lugo y Orense está apenas un par de kilómetros aguas abajo.

Como ya pude comprobar el jueves en Orense con el Miño y hoy en varios puntos del Lor (el río del Courel o Caurel), el Sil también anda desbordado estos días, hasta el punto de que la calle que discurre junto a él en San Clodio se encontraba cerrada y, en parte, ocupada por el agua. He comido muy barato y a lo grande justo al lado de la estación de ferrocarril de San Clodio-Quiroga.

El Sil se sale en San Clodio

Y por seguir con el tema del ferrocarril, mi última parada del día ha sido en el gran núcleo ferroviario del noroeste de España, Monforte de Lemos. De hecho, lo primero que he hecho ha sido entrar a la estación, pero ya hace tiempo que desafortunadamente Renfe eliminó de muchas de ellas el gran cartelón con todos los destinos y horarios.

En Monforte tampoco me ha faltado el agua del cielo, lo que no me ha impedido atreverme a conocer sus principales puntos de interés. Primero, el Convento de las Clarisas, que estaba cerrado. Abría tres horas después para la eucaristía, pero se me iba de hora. Quería conocerlo por dentro para ver la tumba de uno de los sorianos más ilustres, el Venerable Carabantes, enterrado allí pues sus últimos años los pasó en Monforte. Como el Apóstol de Galicia han llegado a referirse a este soriano del siglo XVII, cuya historia es apasionante.

Colegio Nuestra Señora de la Antigua en Monforte de Lemos

Desde allí he paseado hasta el que considero el monumento más representativo de Monforte, aunque reconozco que tiene competencia: el inmenso Colegio Nuestra Señora de la Antigua, el conocido como Escorial de Galicia por estar construido en estilo herreriano. Allí lo llaman el colegio de los Escolapios, pues esta orden se hizo con el edificio hace ahora 150 años justos, en 1873. El colegio se puede visitar de manera guiada todo el año, salvo los lunes. Si hubiera investigado antes, creo que me habría cuadrado el horario para hacerlo.

Pero no pasa nada. Desde allí he caminado por la zona peatonal hasta la Plaza Mayor o Plaza de España, una zona que en otras condiciones del tiempo tendría que estar muy animada por la cantidad de bares y tiendas que he visto. He cruzado de nuevo el río Cabe, a tope de agua y con algunos piragüistas, y ya con el coche he subido hasta el burgo medieval de Monforte, al conjunto del Monasterio de San Vicente del Pino, el Palacio de los Condes de Lemos y la Torre del Homenaje. Los dos primeros edificios son ahora el Parador Nacional de Turismo de Monforte de Lemos, cuyo claustro es visitable y cuya cafetería también tiene sus puertas abiertas a los no hospedados.

Y ya. Desde ahí he comprado algo en un supermercado y he regresado hasta A Pobra do Brollón para tomar algo en el centro antes de recluirme en el albergue, abierto este mismo verano y que goza de todas las comodidades.
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Sábado 11

Segundo y último día completo en la Ribeira Sacra de Lugo. Relativo madrugón y relativa sorpresa cuando pongo el pie en la calle alrededor de las 8.30. No llueve y casi me da una ráfaga de calor. Miro en Aemet y veo que el rango de temperaturas hoy en la zona va de los 14 a los 18 grados, muy agradable. En ese momento hacía 16.

Un día más, hoy he hecho caso de las recomendaciones que me han ido dando estos días tanto en el propio albergue donde me alojo como otras personas buenas conocedoras de la zona.

Bodegas de Vilachá

Y esa primera recomendación ha sido Vilachá, en concreto Vilachá de Salvadur, en el mismo municipio de A Pobro do Brollón donde paro estos días. La principal característica de Vilachá es su barrio de bodegas, algo único en Galicia. Estas bodegas se encuentran a solo 350 metros del pueblo, pero a pesar de esa poca distancia hay una diferencia de clima que hizo aconsejable en su día, quizás hace cinco o seis siglos, llevar fuera de las casas las bodegas particulares.

He estado visitando con Puri la bodega Val do Frade, la única de este ‘barrio’ incluida dentro de la Denominación de Origen Ribeira Sacra. Elabora unas 3.000 botellas al año, dependiendo de la temporada. Cada primer domingo de mayo hay una importante Feria del Vino dentro del esfuerzo de la zona por seguir dándole valor a la cultura vitivinícola de la zona.

Al lado de Vilachá está el Mirador de A Capela, uno de los muchísimos que hay en toda la Ribeira Sacra. Para llegar a él hay que fiarse de la cartelería y no del Google Maps, al menos de momento porque esas cosas suelen arreglarlas. Han caído algunas otras castañas a la cesta.

La siguiente parada del sábado ha sido en Escairón, la capital del Concello de O Saviñao, para tomar un café en un lugar llamado precisamente Círculo Saviñao, el tradicional lugar de tantos sitios de España sufragado por socios y al que también pueden acudir al resto de personas.

En ese mismo Concello se encuentra el Ecomuseo de Arxeriz, al que he ido haciendo caso a Miguel Ángel, quien estuvo allí trabajando en la recreación de cómo serían las viviendas de ese castro del siglo III antes de Cristo, de la Edad del Hierro. Desde el mismo castro se tiene una bonita vista del Cabo do Mundo. Además, en el Ecomuseo gestionado por la Fundación Xosé Soto de Fión hay numerosos elementos que ayudan a comprender las formas de vida históricas de la Ribeira Sacra. El lugar es una maravilla.

Ecomuseo de Arxeriz

En este tour por los municipios ribereños fluviales de Lugo, he hecho otra parada de dos minutos para fotografiar por fuera el monasterio del Divino Salvador de Ferreira de Pantón, cuyas puertas cerraban justo a la hora que yo he llegado, la una del mediodía. Es uno de los numerosos edificios monásticos construidos hace siglos a ambas orillas de los ríos Sil y Miño. Ribeira Sacra.

Tampoco tenía intención de una larga visita, porque solo faltaban tres horas para que arrancara mi catamarán. Antes de ello, lógico, tenía que comer en condiciones, algo que he hecho en el restaurante de Monforte de Lemos al que me ha dirigido el primer transeúnte al que he preguntado. Muy bien también las vieiras, la vaca gallega, el flan de queso…

Con el estómago lleno ha sido necesaria una breve siesta antes de montarme en el catamarán, de nombre Mencía. Los ríos Sil y Miño son navegables y estos paseos en barco son uno de los grandes atractivos turísticos de la zona. Yo he contratado uno de la Diputación de Lugo que sale del embarcadero de Ponte do Sil en el Concello de Monforte de Lemos, pegando con el de Sober.

Tenía el horario de mañana pero, para poder visitar el Ecomuseo de Arxeriz, lo he cambiado a las cuatro de la tarde. La actividad en el río dura dos horas, una de ida y otra de vuelta. Se recorren 12 kilómetros de río para completar un total de 24 en las dos horas. Como es habitual en este tipo de viajes, la guía nos ha ofrecido sus explicaciones en la ida, mientras la vuelta ha sido de tiempo libre para recorrer las dos plantas del barco o descansar.

Por la parte más salvaje del Sil

El tramo que hemos hecho nosotros se divide en dos partes radicalmente diferentes e igual de atractivas, una muy humanizada y otra muy salvaje. La parte humanizada es la más cercana al embarcadero. A pesar del enorme desnivel que tienen esas laderas, el ser humano desde hace siglos ha sido capaz de domarlas para plantar vides en ellas y obtener vino, un vino que desde 1996 tiene su Denominación de Origen. La mayoría de estas uvas, a través de raíles o poleas mecanizadas, se llevan a caminos para que las saquen vehículos a motor (hasta hace no tanto todo se hacía con animales). Sin embargo, todavía quedan algunas parcelas cuyos racimos son bajados hasta el río para ser transportados en barcas.

El segundo tramo ya no tiene plantaciones. Son los más puros Cañones del Sil. El río baja encajonado entre verticales rocas de granito de mil formas, a veces salpicadas en esta época del año por algunas fervenzas-cascadas. Al menos, ahora que venimos de unos días de lluvia generosa.

El viaje de ida finaliza cuando se ve a lo lejos la torre de la iglesia de Santa Cristina de Ribas del Sil, en la vertiente orensana. En esta parte final, entre granito y granito, me ha parecido ver algunas vides con esos colores rojizos y amarillos propios del otoño. Me ha gustado mucho venir a la Ribeira Sacra en esta época del año, pero mi próxima visita quizás sea en plena vendimia para ver cómo se trabaja en esas pendientes. En muchos viajes digo que tengo la sensación de que debo volver a ese lugar, pero esa sensación se ha manifestado estos días de manera más intensa.

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Domingo 12

Ayer me fui del barco directo al albergue municipal de A Pobra de Brollón, donde tan a gusto se está. Terminaba de esta manera mi periplo turístico por unas tierras gallegas hasta ahora para mí ignotas.

Hoy domingo, el destino ha sido el viaje. Quería volver por un sitio diferente y sin dar vuelta, porque las dos autovías que terminan en Soria, las que pasan por Burgos y Valladolid, están ya más que vistas y hoy no tenía especial prisa.

Así, según bajaba por la A-6, nada más pasar La Bañeza, he salido de la autovía por el desvío de Valcabado y Roperuelos del Páramo. He seguido una ruta bastante recta que pasa por Valderas y Palencia capital hasta llegar a Aranda de Duero, así que hoy he pisado seis de las nueve provincias de Castilla y León, todas menos Salamanca, Ávila y Segovia.

He hecho algunas paradas para descansar, tomar algo, repostar… pero sin detenerme en ningún sitio en concreto. Me ha encantado este trayecto tan rectilíneo por la Tierra de Campos, en el cual he visto muchos menos coches que aves rapaces, he asistido incluso a un par de cazas exitosas. He pasado por pueblos que sí me gustaría visitar en el futuro como Valderas, Valdunquillo para ver a un viejo amigo que hoy no estaba, Villalón de Campos o Baltanás.

He llegado bien de día a Soria, para que me dé tiempo a publicar esto, a deshacer la mochila y a tomar un chocolate con churros para despedir este fin de semana con el que mi parte madrileña ha celebrado a lo grande la festividad de La Almudena.