Para esto vine yo a Los Oscos
Allá van las andanzas de mi segundo día en Asturias, que no han sido pocas ni han sido malas. Intentaré no aburrir. Me he despertado bien pronto aquí donde me alojo, en Teixo, en el concejo de Taramundi. Lo primero que he hecho ha sido correr-andar durante casi hora y media para llegar al pico de Ouroso, el más alto del concejo con sus poco más de 1.000 metros. Se llega en pista hasta él.
Después de ducharme, he comenzado una intensa jornada de carreteras por Los Oscos. Consejo: no hagáis caso a los lugareños cuando os recomienden ir de un lugar a otro por las mejores carreteras, dando un rodeo. Id por el camino más corto. Será seguramente el peor, pero será seguro el más bonito. Luego, si me acuerdo, explico dos casos.
Quesería en Pardiñas, al lado de Taramundi
Mi primera parada de hoy ha sido en Taramundi. He ido andando hasta la cercana Pardiñas para ver la quesería y para comprar queso, quizás mi alimento favorito. Hay de vaca, de cabra, mezcla... he probado de todos y llevaré a Soria de varios. También he visitado el castro de la Edad del Hierro, situado en pleno pueblo. Es uno de los más grandes del interior del Occidente asturiano con un par de hectáreas.
Ahora comienza la 'road movie'. Primero he hecho algunas fotos en Mazonovo, en el mayor museo de molinos de agua de España, con un total de 19. Estaba cerrado, pero algo puede verse.
Interesantísima ha sido la siguiente parada. Me recomendaron acertadamente visitar el conjunto etnológico de Teixóis. Luis, el último nacido en el pueblo, hace las visitas guiadas a este complejo de ingenios del agua. Con apenas una modesta desviación del cauce del río, la corriente mueve un molino, una gran piedra de afilar, una pequeña central eléctrica que fue la única del pueblo entre 1936 y hasta hace 30 años, un espectacular batán para suavizar los paños y el mazo y el fuelle de una fragua. De verdad, no os lo perdáis si vais por allí. La cultura del hierro es importantísima en Los Oscos, y ahora tiene reflejo en la industria de las navajas y los cuchillos.
Primera desobediencia
Después de Teixóis he llevado a cabo mi primera desobediencia a los lugareños. En vez de volver para Taramundi, he seguido para delante, pasando por Santa Mariña y O Couso. El paisaje es espectacular, justo el que yo había soñado de Los Oscos junto a las casas de lajas de piedra.
Tras alguna parada para comer las viandas que llevaba, me he llegado hasta Santa Eulalia de Oscos. Quería andar un poco, sin pasarme. He hecho una ruta de algo más de una hora hasta Pumares. Como siempre, me ha dado rabia no acercarme a la cascada de Seimeira, de 20 metros. Habrían sido casi dos horas más y el día ya se iba alargando.
Segunda desobediencia
Mi segunda desobediencia ha sido aquí. En vez de ir a Villanueva de Oscos por las carreteras principales (hasta el puerto de La Garganta y volver), he ido directo. Quizás no es buena idea para hacer todos los días, pero merece totalmente la pena.
En Villanueva me he limitado a tomar cuatro fotos de su monasterio cisterciense de Santa María, abandonado hace tiempo y que en breve va a ser arreglado. Una pequeña alegría.
Ya era la hora de volver, ahora sí por los caminos normales, que aun así son siempre reviradísimas carreteras. Alrededor de las 18.30 ya estaba en mi hogar de estos dos días, el albergue de Teixo. Hoy hay menos niebla que ayer.