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Epifanía

Siguiendo la Estrella, el mago Melchor partió desde Persia, Baltasar de la Península Arábiga tocándole a Gaspar realizar el viaje más largo, desde el otro lado del Indo. Así, debía atravesar enormes montañas heladas. La muerte dulce, se dijo cuando la nieve le impedía avanzar. Y en efecto, dulce era aquella densa capa blanca que ya le cubría por completo. Sus músculos comenzaron a entumecerse cuando como si de un milagro se tratara, se vio liberado de pronto por una mano que lo elevó al grito de: ¡Me ha tocado el rey del roscón!