Blog | Periodista y cocinera

Una vuelta (gastronómica) por Jaca

image Cordero deshuesado. Marbore (Jaca).

Jaca es una localidad eminentemente turística, especialmente en invierno, pero no ha caído en la locura de establecimientos sin sentido, caros y malos como ha ocurrido en otros lugares. Y es perfectamente posible tapear con fundamento buenos pinchos y vinos de la zona como ocurre en zonas próximas de influencia, como el País Vasco y Navarra. Una parada obligatoria es el bar Miguel, el típico lugar con rancia solera que mantiene su esencia a pesar del paso del tiempo, parecido al Lázaro soriano. Lo curioso del local es que las tapas las prepara la madre del dueño, una señora de 98 años! Imprescindibles las empanadillas de bonito en escabeche, rellenas hasta el borde. En invierno sirven el vino quemado, templado y dulce, para reponerse de la nieve y el frío.

Otro lugar de obligada visita en Jaca es la confitería Echeto, junto a la catedral. Desde 1890 deleita esta familia con sus dulces, los caramelos besitos, los chocolates artesanos, las coronitas de Santa Osoria y toda la tradición de la repostería francesa, a un suspiro de la localidad. El local, además, es digno de ver porque se mantiene como hace décadas y ya no se encuentran pastelerías así.

image Caramelos besitos: azúcar, miel, leche y frutos secos.

Volviendo al tema salado, dos establecimientos recomendables para seguir tapeando son el 19 Tapas y 500 Vinos (hermano de La Tasca de Ana) y el Marbore. En el primero, muy ricos los mejillones bravos, la tapa de esturión y el famoso 'Rodolfito' (gamba rebozada muy especial), todo ello regado con estupendos Somontanos de la tierra. En el segundo, riquísima la tapa de cordero deshuesado y unos enormes berberechos, calidad y cantidad. No comimos, pero nos hablaron muy bien de Las 3 ranas, próximo destino en Jaca cuando la opción no sean las tapas.

image Tapa de esturión. 19 tapas y 500 vinos.

image Rodolfito

image Berberechos. Marbore

Finalizamos la visita en uno de esos locales con patio, tan agradables. En este caso, el coulant de chocolate de La Lola fue el remate a este paseo gastronómico por Jaca, lugar que hay que visitar, en invierno o en verano.

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