El Salón de Gourmets de Madrid es la primera de las grandes ferias alimentarias que se celebran en España cada año. A finales de este mes llega la segunda, Alimentaria, en Barcelona, gigante y esperemos que provechosa para las empresas. He estado dos días recorriendo los tres pabellones de la Feria de Madrid destinados al intercambio comercial, dando a conocer un proyecto puesto en marcha con otras dos socias: The Yummy Bull, una pequeña agencia para promocionar productos agroalimentarios españoles en Seattle y la costa oeste de Estados Unidos. Se da la paradoja de que en esta zona hay cultura gastronómica, interés por la culinaria española, alto nivel adquisitivo... y sin embargo, apenas llegan productos 'made in Spain'. No es fácil conquistar el mercado norteamericano, pero tampoco queda otra que trabajar en líneas de exportación (Estados Unidos, Brasil, China...) si lo que se quiere es sobrevivir.
Sondeando un poco el ambiente entre las empresas asistentes al Gourmet se pueden sacar varias conclusiones. Como ya he dicho en alguna ocasión, el sector agroalimentario es el verdadero valor de la economía de este país, un gancho turístico, la auténtica marca España, lo que nos distingue y nos podría dar un valor diferencial. Franceses e italianos se han comido gran parte de la tostada exportadora, pero nunca es tarde si se hacen bien las cosas, porque hay ingenio, calidad y producto. Pero vayamos a las conclusiones, en versión titular:
-Aceite y vino: hay mucho, muchísimo y de todas las calidades. La distinción viene de la mano del diseño y la producción ecológica.
-Aceite y vino: todos quieren hacer la guerra por su cuenta, pero sólo los que tienen visión comercial entienden que es mucho mejor ir de la mano.
-Los pequeños productores hacen verdaderas maravillas, pero fallan los canales de distribución. Si al final el producto no llega a las tiendas no sirve de nada.
-Todo el mundo quiere exportar, pero pocos lo consiguen. La clave, invertir y perseverar (y creérselo).
-Hemos visto productos nuevos: aliños con sabores, flores comestibles, chips de morcilla, sales con sabores... Imaginación no falta.
-El 'envoltorio' es fundamental, la atracción llega por los ojos.
-Curioso: botellas de cerámica personalizadas para envasar aceite. ¿Por qué no?
-Falta un poco de osadía a la hora de componer packs, aunque poco a poco llegarán. ¿Un ejemplo? Aceite de oliva y cosméticos (también de oliva).
-Todavía no se le da la importancia que tiene a la comunicación y a las redes sociales.
-La mejor promoción de un producto siempre viene de la mano de su 'uso' en directo, a través de una demostración por parte de un cocinero.
-De nuevo, Topchefs y Masterchefs son una plaga.
-Después de que Robe Iniesta (Extremoduro) recogiera un premio en el Salón del Gourmet por su labor de promoción de las Picotas del Jerte, ya lo he visto todo en este mundo.
-Los productos artesanos y ecológicos no tienen por qué estar reñidos con un buen diseño y una campaña promocional (a su nivel).
-El stand más original: caldos Aneto, con un montón de ollas en las que se preparaban sus famosos caldos en directo.
-Japón, una vez más, fue el país invitado. La campaña de este país por hacer llegar al resto del mundo su cultura culinaria no tiene parangón (y supongo que tampoco presupuesto que se le compare).
-Las empresas que asisten a estas ferias (y que pagan por ello, claro) están hartas de que todo el que se acerca al stand es para venderles algo, en vez de para comprarles. Aún así, algunos hacen negocio.
-Impresionante el espacio de Tierra de Sabor (y también su bar). En cuanto a la presencia soriana, Garijo Baigorri, La Hoguera, Mykés y Malvasía.
-Los embutidos, quesos, dulces artesanos y conservas de pescado de este país son increíbles. Es una lástima que se conozcan tan poco fuera...
-Buena organización de la feria, excepto en las comunicaciones. Increíble que la sala de prensa, por ejemplo, fuera como un búnker, sin cobertura alguna de móvil, sin wifi...
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