Podemos definir coeducación como un proceso educativo en el que se “promueve la igualdad fundamentándola en el respeto a la diversidad, la valoración y la visibilización de lo femenino y lo masculino. Supone conocernos y conocer al alumnado. Desaprender y aprender para identificar nuestros propios sesgos, cuestionar y reflexionar alrededor de los modelos sociales que tenemos alrededor y de los valores que transmitimos” (Federación de Mujeres Progresistas). En esta línea trabajan Elsa García Sánchez y Estefanía González Polo, con su proyecto La liga de las mujeres extraordinarias, con el que llevan promoviendo desde 2017 una educación “en igualdad de género, feminista y coeducativa; de una manera transversal y globalizada”. Hoy charlamos con ellas.
1.- ¿Estáis de acuerdo con la definición de coeducación con la que hemos introducido la entrevista? ¿algo que matizar?
Nos parece una definición muy completa. Como punto a destacar, es muy acertado que ponga el foco en que el primer paso es hacer una valoración crítica de nosotros/as como docentes y como personas. Ser conscientes de que el alumnado “nos aprende” es esencial siempre, pero hablando de coeducación es aún más importante. Nuestra forma de expresarnos, nuestros gestos, nuestras reacciones, nuestra gestión emocional… Todo esto trasciende mucho más en el alumnado que los contenidos formales que les enseñamos. Por eso, teniendo en cuenta que hemos crecido en una sociedad impregnada de machismo, que la coeducación nazca de un trabajo de introspección previo, a nivel personal y colectivo como claustro, es una de las claves para detectar, cambiar y eliminar patrones y conseguir así que sea efectiva.
2.- ¿En qué consiste vuestro proyecto?
El proyecto de la Liga de las Mujeres Extraordinarias tiene 3 objetivos permanentes que hemos mantenido desde su creación hasta ahora. Estos objetivos son:
- Visibilizar los éxitos alcanzados por mujeres a lo largo de nuestra historia.
- Sensibilizar a la comunidad educativa sobre la importancia que tiene educar en feminismo.
- Formar en valores y actitudes de igualdad de género.
A lo largo de cada trimestre se diseñan una serie de actividades que se adaptan para que participe todo el alumnado del centro, desde los 3 años hasta 6º de primaria. Estas actividades se organizan en dos ejes diferentes:
- El primero engloba la celebración de días internacionales de reivindicación de derechos de igualdad para las mujeres o erradicación de las violencias machistas (como son el 8M, 11F, 25N…). En estos días le damos al alumnado un papel activo que les permita reflexionar sobre el motivo de que existan estos días a nivel internacional. Por ejemplo, para un 25N elaboramos un ciclo literario basado en las obras de Adela Turín y Nella Bosnia. Cada día de la semana se trabajó uno de sus cuentos, y según la edad de los niños y niñas tenían diferentes propuestas de actividades, tanto previas a la lectura, como posteriores. Además, aplicamos la perspectiva de género a otros días señalados que se trabajan en el centro pero que a priori no están vinculados con el feminismo, como el Día de la Paz (conocemos a través de juegos a mujeres relacionadas con movimientos por la no violencia) o el carnaval (el profesorado rinde homenaje a mujeres relevantes transformándose en ellas y contando su historia en primera persona.
- El otro eje consiste en elegir una o varias protagonistas trimestrales, de diferentes ámbitos profesionales. Con ellas como punto de partida y centro de interés, creamos un Aprendizaje Basado en Proyectos para que al final el alumnado vuelva a adoptar un papel activo de investigación y profundización y acabe generando un producto final. En este proceso solemos emplear diferentes metodologías activas que hagan que el alumnado se involucre, se sienta motivado y además desarrolle el pensamiento crítico (aprendizaje cooperativo, gamificación, visual thinking…). Por ejemplo, a través de la visualización e investigación de la figura de María Moliner se organizó al alumnado en equipos cooperativos para crear el Diccionario del uso de la igualdad. Homenajeando así la gran obra de la autora, el Diccionario del uso del español.
3.- ¿Cómo comenzó?
El curso 2016/17 fue nuestro primer curso juntas en el CEIP Miguel Hernández de Torrejón de Ardoz (Madrid), siendo las dos profes definitivas. Nos empezamos a conocer tanto profesional como personalmente y nos dimos cuenta de que las dos llevábamos un tiempo con las gafas violetas puestas en nuestras vidas personales. Nos fijábamos mucho en la falta de paridad entre figuras masculinas y femeninas en los libros de texto, y siempre intentábamos contrarrestarlo con materiales complementarios. Analizábamos las propuestas para celebraciones en el centro con la perspectiva de género siempre en la mesa, los conflictos entre el alumnado, etc. Ese año acudimos juntas a un Congreso de Educación y, aunque no era un congreso feminista, en una de las ponencias hablaban de un proyecto para fomentar la capacidad de empatizar en los niños y niñas, en favorecer la resolución pacífica de los conflictos… Creemos recordar que se llamaba “En sus zapatos”. Al terminar la ponencia nos surgió la idea de extrapolar el concepto de ponerse en la piel de otra persona al trabajo de la igualdad de género. Crear un proyecto que sirviera para que la comunidad educativa de nuestro centro poco a poco aprendiera a ponerse en el lugar de todas las mujeres borradas a lo largo de la historia, de todas esas mujeres que sufren violencias por el simple hecho de serlo, de esas niñas y adolescentes que a día de hoy siguen escuchando: “esto no es para chicas”, “tú estudia letras”, “apúntate a ballet”, “ponte a dieta”… pero también para los niños que siguen escuchando: “llorar es de niñas”, “tienes que ser valiente y fuerte”, “no juegues a muñecas, no te pintes las uñas…”. Además, otra congresista fue Amparo Tomé, la cual fue muy crítica con el porcentaje tan bajo de mujeres invitadas al congreso como expertas en Educación.
Nos pusimos manos a la obra y en el primer claustro del curso 2017/2018 presentamos nuestra propuesta. El proyecto fue acogido muy positivamente por las compañeras y desde entonces es parte de la identidad del centro. No nos queremos olvidar de explicar por qué se llama así. Después de que se nos encendiera la bombilla nos pusimos con el naming y conocimos la obra de Iván del Río y su cuento La Liga de las Mujeres Extraordinarias. Iván se dio cuenta de que no había historias de mujeres aventureras, protagonistas y no pasivas en los cuentos que le leía a su hija y a su hijo por las noches. Creo un proyecto de crowdfunding y consiguió editar un libro de cuentos sobre mujeres de la historia que habían roto barreras. A día de hoy conocemos muchos, como Cuentos de buenos noches para niñas rebeldes, pero por aquel entonces no había tantas opciones. Nos pusimos en contacto con él para preguntarle si le parecía bien que nuestro proyecto llevara el mismo nombre que su cuento y se mostró encantado.
La Liga de las Mujeres Extraordinarias lleva 6 años rodando sin interrupción, pero sí queremos ser sinceras y expresar los baches que, por ser un proyecto feminista, hemos tenido que ir sorteando. Por suerte, las leyes nos amparan para llevar a cabo este tipo de iniciativas, incluso nos obligan; aunque mucha parte del profesorado a día de hoy no se atreve a introducir el feminismo en las escuelas por evitar confrontaciones con esa parte de la sociedad que no ve necesario el trabajo de la igualdad entre hombres y mujeres, o simplemente porque hay maestros y maestras que no se consideran feministas.
4.- ¿Contáis con formación específica en coeducación?
Después de aquel congreso en el que Amparo Tomé nos sirvió de revulsivo para crear La Liga, hicimos un Máster en Innovación Educativa. Además de suponer un gran aprendizaje en muchos ámbitos, nos empapamos de nuevas formas de enfocar la docencia con pedagogías feministas, de la mano de nuestras profesoras María Acaso y Clara Megías. Desde entonces, además de una importante labor autodidacta, hemos asistido a distintos congresos y formaciones relacionadas con la coeducación, incluyendo el celebrado en Soria durante el pasado mes de julio.
Durante estos años, y gracias a toda la formación acumulada y apoyo mutuo, nos hemos ido atreviendo (no hace falta hablar del pudor que nos suele dar ocupar espacios, tiempos, síndrome de la impostora, etc.) a exponer nuestro proyecto a otras maestras y maestros en instituciones educativas de la Comunidad de Madrid, como la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad Francisco de Vitoria. Hemos tenido la oportunidad de colaborar con la periodista Rocío Niebla a través de diferentes entrevistas para El País y el monográfico de CCOO con motivo del 8M. Por último, a través del movimiento No More Matildas (11F) hicimos una pequeña intervención para el programa de radio Julia en la onda, donde pudimos compartir con otras docentes la importancia de trabajar la igualdad de género en todas las etapas educativas.
5.- ¿Cuál es el futuro de vuestro proyecto? ¿y el vuestro propio?
En la actualidad ya no trabajamos en el mismo centro, ¡ni siquiera en la misma comunidad! Pero ambas estamos convencidas de que queremos que esto continúe, no solo porque vemos necesario que existan este tipo de proyectos, sino porque la pedagogía feminista es nuestra forma intrínseca de trabajar.
La Liga de las Mujeres Extraordinarias seguirá adelante en el Miguel Hernández de la mano de Estefanía y Elsa hará todo lo posible para que inicie un nuevo camino en su actual cole. Seguro que no será igual, pero es un proyecto que las dos llevamos dentro y estamos seguras de que en la distancia seguiremos haciéndolo crecer.
Como proyecto más ambicioso, tenemos en mente crear una red de centros y colectivos que trabajen por y para la igualdad de género a través de la educación: La Tiza Violeta. Un punto de encuentro donde compartir experiencias y tejer apoyos necesarios para seguir adelante cada vez con más fuerza.