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Dos de Valdeavellano de Tera frente a frente

Santa y Raúl Hernández
photo_camera Santa y Raúl Hernández

El partido de ayer entre la Arandina y el Numancia B, del grupo 8 de la Tercera división, terminó con empate sin goles. Se enfrentaban el primer clasificado del grupo contra el último. A falta de cuatro partidos para terminar la competición, los de Aranda tienen en su mano el ascenso a Segunda RFEF, mientras que el filial rojillo tiene complicado evitar el descenso a Preferente.

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Aparte de esas cuestiones puramente numéricas, el partido de ayer por la tarde vivió una situación curiosa, pues enfrentó a dos jugadores del mismo pueblo soriano, Valdeavellano de Tera, lo que habla muy bien del carácter que se forja en los partidillos desde niños en la Pista.

Esos dos jugadores son Sergio Santacruz Hernández (1996) y Raúl Hernández Moreno (2000).

Sergio Santacruz, conocido desde hace ya tiempo como Santa en el mundo futbolístico, creció en las categorías inferiores del Calasanz y del Numancia, pero terminó de hacerse futbolista completo en el Almazán. Una buena temporada, salpicada con muchos goles, hizo que se fijara en él la Arandina para buscar el regreso a la Segunda B (ahora Segunda RFEF). Curiosamente, el primer año, el pasado, fue el Almazán el que estuvo más cerca de ascender que la Arandina. Pero en el actual, el equipo burgalés va como un avión desde el principio y, a falta de esas cuatro jornadas citadas, aventaja en siete puntos al segundo clasificado, el Astorga. El primer clasificado asciende directamente. Santa es un fijo en el centro del campo inicial y lleva una buena cifra de goles ya que es también el lanzador de los penaltis. De hecho, sus cinco dianas de este año son desde los once metros.

Raúl Hernández lleva una trayectoria más larga en las categorías inferiores del Numancia. Fue el capitán del mayor éxito de la base rojilla, el título del grupo 2 de la División de Honor Juvenil, que le llevó a jugar la Copa del Rey y la Copa del Campeones en Vigo, todo ello desde el centro de la defensa. Esos buenos resultados y su capitanía hicieron que pasara a entrenar con el primer equipo y a jugar algunos amistosos con el mismo en el verano de 2021, después de haber superado una larga lesión de rodilla. En enero de 2022 tuvo otra, de la que felizmente también se ha recuperado ya también después de estar 14 meses sin jugar. Ahora, las cuentas del Numancia B son fáciles: ganar los cuatro partidos que quedan para intentar adelantar a tres de los equipos que le preceden. En su vuelta a los terrenos, directamente de titular, está jugando también de medio centro. Ayer mismo cumplió 23 años, celebrado con un punto que ojalá fuera decisivo para la complicadísima permanencia.