En algún momento entre septiembre de 1936 y septiembre de 1938, se fueron marchando las últimas familias que todavía vivían en La Muedra. Unos años antes, en 1923, se supo que este pueblo quedaría plenamente anegado por la construcción de un nuevo embalse. Las familias recibieron el dinero correspondiente a las expropiaciones y se fueron instalando en localidades de Pinares, fundamentalmente, pero también de El Valle o en lugares más lejanos.
En 1927, todos los restos del cementerio de La Muedra fueron trasladados a un cementerio de nueva construcción, muy cercano al emplazamiento original del pueblo pero por encima del límite superior del futuro embalse. Las personas fallecidas entre 1927 y 1938 ya fueron enterradas en este nuevo cementerio.
Este lugar, 86 años después de aquello, ha sido hoy el escenario de un acto de gran emoción: la inauguración del Memorial de La Muedra. Este cementerio no ha dejado de ser visitado en todo este tiempo por hijos, nietos, biznietos... de aquellas personas allí enterradas. Todavía hoy viven algunas personas nacidas en La Muedra, que han podido acudir a este acto de hoy y que son las que más agradecidas se han mostrado, al igual que sus descendientes.
En los últimos años, el panorama de este cementerio era desolador. Con alguna tapia rota y con la puerta en ocasiones abierta, el camposanto había sido tomado por la vegetación y los animales. El actual alcalde de Vinuesa, Juan Ramón Soria, es una de esas personas descendientes de La Muedra, y el principal impulsor de la construcción de este Memorial. Hoy ha sido el primero en mostrar las emociones de un día tan especial.
Junto a él, han levantado el manto que cubría el monumento de entrada el presidente de la Diputación, Benito Serrano, y la delegada territorial de la Junta, Yolanda de Gregorio. También ha intervenido el diseñador del Memorial, Roberto Peña, quien ha pretendido recoger en dicho diseño y en los materiales utilizados toda la sensibilidad que requería el espacio y que le ha sido transmitida por el Departamento de Cultura de la Diputación Provincial.
El Memorial, en primer lugar, consiste en la recuperación y limpieza del cementerio. En la entrada se ha colocado un monumento formado por cuatro grandes piedras, la inscripción 'La Muedra pervive', una fotografía del pueblo en su pleno esplendor (llegó a tener tres centenares y medio de habitantes) y el logotipo del Memorial, una 'M' mayúscula como sumergida las aguas.
En el interior del camposanto, todo ello en acero corten, se han instalado algunas esculturas y varias placas con versos de los grandes poetas acogidos por Soria (Bécquer, Machado, Diego). Además, hay otras placas con los nombres y los dos apellidos de las personas enterradas en La Muedra hasta 1916. Por último, otras placas recogen tan solo los dos apellidos de los que fueron los últimos habitantes del pueblo, allá por los años 10, 20 y 30 del siglo pasado. Juan Ramón Soria ha explicado que, por las actuales leyes, no se ha podido hacer pública más información, algo que sí será posible según vayan avanzando los años.
Todas esas placas han sido vistas y fotografiadas por los descendientes de sus protagonistas. Esos mismos descendientes, que han posado en foto de familia al finalizar el acto, lo han comenzado depositando un clavel rojo en el gran osario que acoge los restos de sus padres, abuelos o bisabuelos.