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La importancia de la etapa de Educación Infantil

Hace unos días escuchaba en la radio como Leire Salazar, doctora en Sociología y co- autora del estudio ‘Aprendizaje y ciclo vital. La desigualdad de oportunidades desde la educación preescolar hasta la edad adulta’, aseguraba como la intervención en la etapa de Educación Infantil es fundamental para compensar las desigualdades provocadas por los entornos socio económicos de origen. Para la autora, “es importante invertir en esta etapa, primero porque el gasto parece ser más redistributivo en la educación infantil que en etapas posteriores, y segundo, porque también parece que la inversión es más eficiente en términos de coste- beneficio”.

La educación infantil, a pesar de ser en España una etapa no obligatoria –aunque sí gratuita en sus segundo ciclo, de 3 a 6 años-, es fundamental para el desarrollo de los niños. El estudio PISA de 2009 corroboró que, entre el alumnado participante en el estudio, de 15 años de edad, aquellos que habían realizado algún curso de esa etapa obtuvieron mejores resultados que los que no asistieron a clase hasta la educación primaria. De este modo, “la diferencia entre los alumnos que asistieron más de un año a una escuela de educación infantil y aquellos que no asistieron es de 54 puntos de media en la evaluación lectora”.

Desde muy pequeños, los niños empiezan a conocer el mundo que les rodea a través de los demás. Gracias a la participación en estudios preescolares, la socialización comienza a edades tempranas. Se aprende a compartir las cosas, a trabajar de forma colaborativa, a seguir unas normas establecidas, a tener en consideración no solo tus propios deseos, sino los del resto de las personas. En definitiva, se aprende a vivir en grupo, a gestionar las emociones propias y las de los demás, a desarrollar una serie de estrategias necesarias para crecer siendo lo que somos: seres sociales.

Los primeros años de escolaridad son años en los que se aprende a jugar, a crear, a disfrutar de la música, del arte, de las actividades lúdicas, incluso del folclore popular, que empieza a transmitirse a las nuevas generaciones durante esta etapa.  Es uno de los ciclos educativos en los que más presente está la familia, con los beneficios que ello reporta en el desarrollo del alumnado. En definitiva, no hay lugar a duda de que todo son beneficios en cuanto a comenzar la escolarización a una edad temprana. Por ello, los índices de asistencia a centros educativos desde los primeros años de vida son cada vez mayores. Porque toda la comunidad educativa –padres, profesores y alumnos- son conscientes de su gran relevancia.