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La educación en la escuela rural (I)- María José Manrique, maestra: “Un docente del medio rural tiene que cuidar la relación entre todas las personas vinculadas de alguna manera con la escuela”

Una de las realidades más representativas de nuestra provincia en lo relativo a educación son las escuelas rurales. Los colegios son el alma de cualquier localidad, no en vano la sabiduría popular dice aquello de que cuando se cierra el colegio se cierra el pueblo. Pero, más allá de eso, los centros educativos en estos entornos cuentan con una idiosincrasia que les hace especiales, muchas veces incluso más que a la institución de enseñanza más prestigiosa. Para conocer más sobre ellos, hoy comenzamos un ciclo de entrevistas a docentes rurales. Y para el estreno, hablamos con María José Manrique, que actualmente trabaja en el CEIP Gerardo Diego de Golmayo pero con una amplia experiencia en este tipo de centros educativos.

1.- ¿Cuáles son las

características específicas de un colegio rural?

Según mi experiencia docente, desarrollada en escuelas pertenecientes a Colegios Rurales Agrupados, es a este tipo de realidades a las que me voy a referir, centros ubicados en localidades pequeñas con poca densidad de alumnado. Es allí donde desarrollé los años más ricos y entrañables de mi trayectoria. En mi caso, en Almajano (una década), perteneciente al CRA Tierras Altas y en Fuentelfresno, CRA El Valle.

Lo más característico de las escuelas rurales primero es el

bajo número de alumnado y la mezcla, en la misma aula, de alumnos/as de

diferentes edades; en algunos pueblos consiste en un aula unitaria a la que

asisten niños/as con edades comprendidas en toda la escolaridad y en otros

casos, según el número, se dividen en dos aulas, una de infantil y una de

primaria.

Otra característica es la atención de los /as maestras/os,

ya que en la mayoría de los casos el docente asume la mayor parte de la carga

lectiva con el mismo grupo de alumnos/as, así como la atención en todos los

períodos de recreo. El docente permanece con el mismo grupo de alumnos/as

durante muchos años por lo que hay un alto grado de confianza y conocimiento

entre ambos.

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2.- ¿En qué se

diferencia un colegio rural de uno urbano?

Las diferencias más destacables son:

- La estrecha relación del docente con el alumnado.

- La relación cercana y diaria con la mayoría de las familias.

- El respeto

a los ritmos de aprendizaje y a las características individuales del alumnado.

- El

intercambio de aprendizajes entre los alumnos de diferentes edades,

propiciándose así el aprendizaje por imitación, la tutorización de alumnos

mayores hacía los pequeños.

- Mayor

número de actividades en el medio natural.

- Los patios

suelen ser de hierba, con árboles, flores y elementos naturales.

- La

estrecha relación de los docentes con los habitantes del pueblo y los

responsables del ayuntamiento.

- El papel

del docente se acerca más a la idea que tenemos de “el o la maestra”.

- La

autonomía de los alumnos/as en cuanto a los aprendizajes.

- Estrecha comunicación con el resto de los docentes,

llegando en muchos casos a una verdadera amistad, debido a la cantidad de horas

y vivencias compartidas.

3.- ¿Qué tiene de

especial un docente del entorno rural? ¿Crees que tiene que desarrollar unas

capacidades determinadas?

Un docente del medio rural, en mi opinión, tiene que tener

unas especiales características en cuanto a la cercana relación entre todas las

personas relacionadas de alguna manera con la escuela: familias, ayuntamiento,

vecinos del pueblo, otros trabajadores de la escuela… y por lo tanto un

especial cuidado en que funcione como una auténtica comunidad de enseñanza –

aprendizaje. Ahí radica la belleza del ejercicio de la profesión docente en el

medio rural, es donde realmente te sientes “maestra” y los alumnos y alumnas,

al igual que sus familias, pasan a ser más parecido a una familia y recuerdas,

como si fuera en la sala de estar de tu casa, esas tardes lluviosas tras los

cristales, mientras leíamos en asamblea el cuento de “ El tonto de mi pueblo” o

“ Medio pollito y medio real” de la Colección Cuentos de la media Lunita, sus

risas y sus caras de interés, y el pasacalles del Carnaval con la gente

animando y el Festival de Navidad que suponía un auténtico acontecimiento en el

pueblo y al que acudían numerosos vecinos… Recuerdos entrañables para siempre

en la memoria.

El/la maestra rural también tiene que tener un alto grado de

la organización. Y tener muy estructurado los aprendizajes y actividades que

corresponden a cada uno de los alumnos diariamente, aún con más cuidado que en

un aula con 25 alumnos/as de la misma edad, ya que en este tipo de aulas cada

alumno/a está realizando actividades diferentes en muchas ocasiones.

4.- En la edición de

Presura de este año se hablaba de los colegios rurales como laboratorios de

innovación educativa, ¿crees que es una buena idea?

Me parece el entorno más adecuado para la Innovación

Educativa, ya que al tener diferentes edades y grupos poco numerosos se

favorece la implementación de metodología más conectada con las últimas

investigaciones.  Favorece también la

cercana relación con las familias y su implicación en el proceso de enseñanza –

aprendizaje, ya que como se dice en la sabiduría popular “se necesita la tribu

entera para educar a un niño/a”.

5.- ¿Cuál es el

futuro de la escuela rural?

El futuro de la escuela rural es incierto, ya que debido a

la concentración de la población en el ámbito urbano los pueblos, como ya

sabemos, se están quedando vacíos y así sus escuelas. Quiero creer en una

involución y en que nos demos cuenta, antes de que sea tarde, que la calidad de

vida está en el medio rural y que el niño es más feliz cuanto más cercano se

siente a la naturaleza y miembro de la comunidad a la que pertenece.