La Colegiata de Santa María del Mercado, en Berlanga de Duero, recibe 1,5 millones de euros para acometer obras de restauración

Para la contratación de obras de restauración en las cubiertas de la Colegiata

El objetivo de la intervención proyectada por parte de la Consejería de Cultura y Turismo en la Colegiata de Santa María del Mercado es la recuperación de las condiciones de estanquidad de la cubierta del edificio y de la seguridad estructural de su armadura. El ámbito de intervención es la totalidad de su cubierta, su espacio bajo cubierta, y el interior y cubierta de la torre.

Las actuaciones previstas son las siguientes: sustitución de la totalidad de la cubierta y reparación local, y en su caso sustitución, de elementos de la armadura de cubierta, con la reposición completa del entablado; reparación de las cornisas de piedra y repaso del sistema de evacuación de pluviales y modificación del trazado de dos paños de cubierta en la cabecera, para una evacuación más lógica del agua de lluvia.

Además se va a llevar a cabo la sustitución total de la cubierta de las capillas laterales y la reparación de la estructura metálica, total de la cubierta de la torre y remodelación de los aleros, actuaciones puntuales en elementos dañados de la escalera interior de madera y mejora del acceso al espacio bajo la cubierta. Para la reparación de la cubierta se utilizará madera nacional aserrada y de similares características a la existente y, finalmente, se hará una nueva instalación eléctrica y de iluminación en el interior del espacio bajo cubierta y en la torre, con instalación de pararrayos.

La Colegiata de Santa María del Mercado

Berlanga de Duero tuvo una notable importancia estratégica en la Alta Edad Media, debido a su situación fronteriza entre los siglos X y XII que derivó en la constitución de un señorío cuando la zona fue repoblada. Fruto de esta coyuntura, llega al final de la Edad Media con diez parroquias, que terminan agrupándose en una sola en 1516, lo que da lugar a la construcción de la actual Colegiata a partir de 1526 bajo traza y dirección de Juan de Rasines.

El edificio, que se construye en un lapso de sólo cuatro años, pertenece al grupo de las denominadas iglesias columnarias o iglesias salón, muy frecuentes en el centro de Europa. Sin embargo, el efecto espacial más interesante se produce en la disposición de la capilla mayor. La peculiaridad más notable del edificio la encontramos en la configuración de la cabecera, desplegada en forma de trébol y concebida como una iglesia independiente.

De enorme interés es también la espectacular armadura de madera que cubre las naves y que debe ser una reconstrucción de finales del XVII o del XVIII, a tenor de los resultados de la prueba de dendrocronología llevada a cabo. A los pies de la iglesia se sitúa la torre, y quedan pocos vestigios del claustro colegial.