Cuatro años de cárcel por robar 751.000 euros en una entidad de Soria y entregarse con 66.000

El acusado robó el contenido de dos cajas fuertes y se entregó media hora después, dejando todas las pruebas que le incriminaban y sin levantar sospechas

La Audiencia Provincial de Soria ha condenado a un varón, residente en Bilbao, a la pena de cuatro años de prisión e inhabilitación especial por un delito continuado de robo con fuerza en una entidad bancaria del centro de Soria por valor de 751.000 euros y tras entregarse con una cuantía cercana a los 66.000, una décima parte de lo sustraído.

Asimismo, deberá abonar la cuantía no entregada, a los clientes de la entidad víctimas del robo, por valor de 685.595 euros.

Los hechos ocurrieron en julio de 2018 y el varón ha estado en prisión provisional desde agosto de dicho año hasta el 3 de marzo de 2019. El varón, con la excusa de visitar su caja fuerte en la cámara acorazada de la entidad, y tras estudiar durante dos meses la seguridad y los movimientos de los empleados, forzó dos cajas de seguridad de donde sustrajo 751.000 euros.

El acusado dejó en la cámara acorazada todas las pruebas que le incriminaban y media hora después se entregó a la Guardia Civil tras fingir haber robado solo 65.905 euros "en un arrebato" y cuando los hechos no habían sido descubiertos por la entidad.

ANTECEDENTES

El acusado se personó el 13 de abril de 2018 en una entidad bancaria del centro de Soria para abrir una cuenta u alquilar una caja de seguridad. El varón volvió el 14 de mayo del mismo año para arrendar una segunda caja de tamaño más grande.

El acusado, entre mayo y julio, realizó cinco visitas para estudiar la entidad bancaria, las medidas de seguridad y el comportamiento de los empleados durante las visitas a la cámara acorazada. 

El varón cometió el primer intento de robo el 20 de julio de 2018 cuando, tras identificarse y firmar la entrada a la cámara acorzada, intentó forzar nueve cajas de seguridad y desistió al comprobar que la punta de las palancas que llevaba era de mayor grosor que la ranura de las cajas de seguridad.

El acusado regresó siete días más tarde a visitar sus cajas, en esta ocasión con varios objetos metálicos con los que abrió con facilidad dos cajas de seguridad, extrajo paquetes de dinero por valor de 500.000 euros en una caja y por valor de 251.000 en una segunda y los guardó en una bolsa de viaje.

El condenado dejó las herramientas en la cámara acorazada, sin que se pudieran ver desde la entrada, abandonó la mochila que portaba inicialmente con el fin de dejar pruebas y cruzó la entidad bancaria sin que ningún empleado se percatara de sus salida ni de las dimensiones del bulto que portaba. El empleado que abre la cámara acorazada debe dejar al cliente solo durante su visita a la caja, como se recoge en la sentencia.

El varón se personó media hora después, con otra ropa y otra mochila, y con un botín que era la décima parte de lo robado, un total de 65.905 euros, y justificó su robo por un "arrebato" y para "pagar las deudas" ya que era "consumidor de cocaína", como se desprende de la sentencia. La entidad no se percató del robo hasta la llamada de la Guardia Civil.

Las cantidades que fueron recuperadas ascendían a 65.905 euros, que fueron ingresados en la cuenta de consignaciones del Juzgado, mientras que el botín no recuperado asciende a 685.595 euros. Menos de la décima parte del robo. 

 

La sentencia apunta que el acusado utilizó durante la operación tres mochilas, una pequeña negra que portaba a la espalda a su entrada en la entidad, una de viaje de grandes dimensiones que llenó con el contenido de las cajas forzadas y una tercera, mochila gris y pequeña, con una ínfima parte del botín y con la que se entregó a la Guardia Civil.

La Audiencia Provincial ha acreditado que el acusado intentó apoderarse el contenido de nueve cajas de seguridad a fecha 20 de julio de 2018 y consiguió el 27 de julio apoderarse de todo lo que se hallaba en su interior de dos cajas de seguridad, con la prueba de las secuencias grabadas, las declaraciones parciales del acusado y de la gestora comercial que abrió la cámara acorazada.

La Sala ha acreditado el importe de las sumas sustraídas que manifiesta cada una de las víctimas a las que pertenecían las cajas robadas.

"Ello a su vez resulta demostrativo de la falacia de los hechos que confiesa el acusado, quien ha puesto a buen recaudo la cantidad de 685.595 euros y que no ha devuelto durante los dos años y medio del procedimiento", como ha recogido la sentencia.

La sentencia ha recalcado que el acusado dejó allí las pruebas del delito, la pata de cabra, la palanca y el extensor, la mochila y la llave de su caja de seguridad para que le delatasen, así como huellas dactilares con el objetivo de tener efectos legales favorables

"El diseño del plan incluía una estrategia jurídica dirigida a la preconstitución de la atenuante de confesión de los hechos, de reparación de daño y de drogacción, lo que demuestra una especial peligrosidad del sujeto por la premeditación y planificación concienzuda de los hechos", ha matizado la Audiencia Provincial, que ha apuntado que la actuación del acusado "incluso determinó que la Guardia Civil ese mismo día dispusiera de su puesta en libertad".