El japonés Kazuya Ishizuka vende su piscifactoría de peces de acuario de Medinaceli

En funcionamiento desde hace tres décadas, problemas en una pierna han acelerado sus deseos de traspasar este negocio
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En las cercanías de Medinaceli, aprovechando varias de las 'piscinas' de las antiguas salinas, se encuentra desde hace 28 años, desde 1992, la piscifactoria GoldFish Japan. Su propietario es el japonés Kazuya Ishizuka, quien ya tenía algunos peces en un terreno más pequeño junto a la N-111 desde algunos años antes, pero únicamente como afición, como un capricho.

Ishizuka llegó a Medinaceli en 1985. Unos años después, casi al mismo tiempo que abrió la autovía, decidió que su afición fuera su negocio y amplió esta piscifactoría a los terrenos actuales, perfectamente visibles desde el Medinaceli original, desde el arco romano.

Le animó a ello la venta que hacía de sus peces a El Corte Inglés. Ahora, tres décadas después, sus clientes son diferentes, mayoristas tanto de España como de otros países, a los que vende los peces que cría en estas tierras del sur de la provincia de Soria.

 

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Ishizuka, natural de la ciudad japonesa de Saitama, ha heredado esta afición por los peces de su padre. Ahora, la empresa en Medinaceli la lleva con su mujer y con su hija. El avance de los años, y sobre todo los problemas en una de sus piernas, han hecho que desde hace algún tiempo este japonés residente en Medinaceli haya decidido vender el negocio (teléfono 636734985, correo electrónico [email protected]).

La empresa funciona pero, como reconoce Ishizuka, es similar a la agricultura. Hay años muy buenos y otros que no lo son tanto debido a las condiciones del tiempo.

GoldFish Japan se dedica a la cría, engorde y venta de peces de agua fría para acuarios y para estanques. En la primavera comienza el desove de las diferentes especies de peces, procedentes de numerosos países como China, Indonesia, Italia, Israel... Poco a poco, los peces van engordando en esas piscinas al aire libre.

Cuando alcanzan su tamaño ideal para la venta, se van introduciendo a un terreno cerrado y con piscinas de menor tamaño. Allí se procede a la clasificación de los peces, por especies, tamaños, para los clientes que los han solicitado...

Hoy domingo, a eso mismo se dedicaba precisamente Kazuya Ishizuka. Este trabajo de clasificación y venta dura aproximadamente seis o siete meses cada año, dependiendo del momento del otoño en el que las temperaturas se decidan a bajar.

Comienza entonces un nuevo trabajo, diferente, a la espera del nuevo desove. La intención de este japonés es que para entonces ya sean otras las personas encargadas de esta tarea a la que él lleva dedicando tantos años de su vida.

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