Educación y COPCYL firman un convenio de atención psicológica para alumnos por la Covid-19

El servicio comenzará el 8 de junio a través del teléfono gratuito 900 26 40 71 y estará disponible las 24 horas del día

La Consejería de Educación y el Colegio de Psicología de Castilla y León (COPCYL) han firmado un convenio para proporcionar apoyo emocional especializado a los alumnos de la Comunidad que se hayan podido ver afectados por la situación derivada de la COVID-19. El objetivo es ofrecer un servicio psicológico gratuito para los estudiantes que presenten síntomas de estrés, inquietud y alteraciones de los hábitos de conducta diarios. Además, una intervención temprana ayudará a prevenir repercusiones más graves en el futuro; detectar posibles problemas de adicción a las nuevas tecnologías; y dar herramientas a los padres para informar con antelación de los cambios que se van a producir, para que los niños puedan adaptarse previamente. Para poder acceder al servicio, los alumnos y sus familias pueden llamar a partir del lunes 8 de junio al 900 26 40 71, un teléfono gratuito que estará disponible 24 horas al día.

“Nos encontramos ahora en una etapa de transición. Los sucesivos cambios de fase han ido relajando las condiciones del confinamiento y van a permitir retomar determinadas actividades docentes. Por eso consideramos que es el momento más oportuno para poner en marcha un servicio telefónico de atención psicológica al alumnado y facilitar así el retorno a la actividad educativa”, señala la consejera de Educación, Rocío Lucas.

Para ayudar a los niños y jóvenes a recuperar esa normalidad que han perdido, los psicólogos del COPCYL aconsejan informar con veracidad de lo que se espera que puede suceder en el futuro, lo que reducirá de forma importante la incertidumbre y aliviará la ansiedad de los menores. “Queremos acompañar a los estudiantes en este proceso de regreso a su día a día y servir de ayuda a quienes les ha pasado factura el aislamiento, es importante detectar los problemas emocionales que hayan podido surgir”, explica el vicedecano del COPCYL, Jesús de Blas.

Nuevas tecnologías

Durante el confinamiento, según señalan desde el COPCYL, el mayor problema ha sido el incremento de horas de uso de las nuevas tecnologías, por el aumento del uso lúdico al no poder acceder a otras actividades de ocio fuera del hogar. Los profesionales de la Comunidad advierten de que una de las consecuencias del abuso tecnológico es una mayor agresividad y exigencia por parte de los menores, que se muestran incluso desafiantes. “Hay que estar alerta porque existe un riesgo real de adicción, especialmente si no se ponen normas y límites a su uso, y muchos padres han relajado el control del uso de las tecnologías durante el confinamiento”, advierte el psicólogo del COPCYL, Luis Ángel Romero, especializado en piscología infantil y juvenil.

 

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Aunque los profesionales también hacen una lectura positiva del confinamiento y señalan que aquellos que gozaban de unas buenas relaciones familiares y sociales han salido reforzados de la cuarentena, algunos niños han desarrollado, según los expertos, miedo al contagio o fobias a la hora de salir a la calle, especialmente si ha habido algún fallecido cercano por el virus. “Estas consecuencias psicológicas seguramente estén más relacionadas con la forma de vivir la pandemia por parte de los padres, con cómo hayan explicado la situación a los hijos y cómo haya sido la convivencia”, puntualiza Luis Ángel Romero, quien señala que el modelo de comportamiento responsable de los progenitores es el mejor ejemplo para los hijos”, añade.

Cómo detectar problemas en los niños

Los cambios personales en la alimentación, el sueño o la higiene de los menores son el primer síntoma de que el confinamiento les ha afectado de forma psicológica, unido a la variación del humor, las posibles regresiones, un aumento de la irascibilidad o tics nerviosos. Una señal de que el niño necesita ayuda profesional es que las relaciones familiares y sociales empeoren y se detecte un aislamiento físico y personal. De igual manera, un bajo rendimiento académico y una falta de interés por las actividades de ocio también indican un problema serio en los menores.