Una soriana coge el último ferry de pasajeros de Portsmouth a Santander para pasar en casa la cuarentena

Úrsula Álvarez había llegado el 3 de marzo para hacer las prácticas a Inglaterra, donde tenía previsto permanecer hasta finales de mayo

La soriana Úrsula Álvarez llegó ayer sábado a la ciudad de Santander a las 18.45, en el ferry que había salido el viernes a las 20.30 de la ciudad inglesa de Portsmouth, donde vivía desde hace poco más de dos semanas. El ferry partió con tres horas y media de retraso debido a las medidas restrictivas en el embarque de los pasajeros con motivo del coronavirus.

Junto a Úrsula viajaban en ese barco otros dos centenares de personas, muchos de ellos estudiantes, con ese mismo objetivo de pasar la cuarentena en sus hogares.

No había muchas más opciones para regresar a casa. En el Reino Unido, la situación con el coronavirus se ha desatado unos pocos días después que en España.

Úrsula Álvarez está realizando la formación en centros de trabajo del Grado Superior de Laboratorio en la Universidad, en Portshmouth. Llegó el 3 de marzo y tenía previsto permanecer en la isla hasta finales de mayo, hasta completar las 380 horas de esta beca Erasmus.

 

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Apenas llevaba unos días cuando, el viernes 13, le dijeron que los estudiantes ya no podrían seguir yendo a la Universidad, aunque todavía sí sus instructores. Eso duró poco, porque ya antes de ayer, viernes 20, cerraron todo.

Dos días antes, el miércoles 18, la estudiante soriana todavía logró comprar un billete de avión para volar el 20 a España. El jueves 19 cancelaron el vuelo. Desde la Embajada animaban a los españoles a seguir intentando comprar algún billete de avión, pero varias personas de su grupo probaron suerte con el ferry y encontraron que todavía había plazas y que todavía admitían pasajeros. A partir de ahora se mantendrá el viaje en barco, pero solo para mercancías mientras dure el actual estado.

De hecho, el trayecto entre Portsmouth y Santander fue de casi un día completo con todos los pasajeros metidos en sus camarotes. No estaba permitido acceder a cubierta y todos los restaurantes y zonas de ocio estaban cerradas. La comida la iban depositando los empleados del barco sin entrar en los camarotes.

A su llegada a Santander, Úrsula estaba siendo esperada por su familia, con la que regresó a su hogar en Soria para pasar la cuarentena.