Amaneció otro día maravilloso, con
cielo despejado y calor presente desde bien temprano, que comenzaba
con la diana matutina por las calles del barrio al son de la charanga
y acompañada de pastas y moscatel por parte del jurado y un grupo de
colaboradores (el buen ambiente se palpaba desde primera hora, y en
esta diana se hizo una visita a la peluquería donde la jurada se
estaba preparando para tan especial domingo), mientras el movimiento
era continuo en el local de cuadrilla para acabar de preparar todo lo
necesario para el reparto de las tajadas, menaje y viandas para la
mesa que la cuadrilla pone en la Dehesa para las autoridades, bidones
con hielo y bebida..., así como los últimos retoques de la
Caldera...que los jurados aun no habíamos podido ver ¡Que ganas ya!
Tras la diana, los jurados nos fuimos a vestir con nuestros trajes regionales preparados para tan especial desfile, haciéndole la jurada un homenaje a su difunta madre, llevando su falda de piñorra que ella lució tantas veces con mucho esplendor.
Una vez cambiados, bajamos a la
cuadrilla donde nos encontramos con buena parte de nuestros
colaboradores vestidos muy elegantes de
piñorros, y sobre todo tan esperado momento por nosotros...en la
puerta del local encontramos resplandeciente la caldera
terminada...¡Que cosa tan bonita!
Los
jurados junto con los secretarios aportamos
alguna idea para la caldera (que estuvieran presentes los elementos
del logo de nuestra cuadrilla: sol, vino y toros junto a los pinchos
de la puerta de corrales de Cañada Honda y faldas de piñorra). Aun
así, la que más colaboró fue la jurada, que fue la responsable de
pintar artísticamente la gran bota que se lucía en ella. El
calderín de la misma, y a modo de homenaje, fue el que también
estuvo presente en una caldera del año 1988, año en que los padres
de la jurada fueron jurados de la cuadrilla de San Miguel. Pero el
gran artífice de ella fue Pascu, que no solo consiguió dar forma a
nuestra idea, sino que la mejoró, incorporando unos compases con
notas musicales en relieve del estribillo de la sanjuanera de las 12
cuadrillas en que hace mención a la cuadrilla de San Esteban
“...como apenas meten ruido de serios la fama llevan pero a veces
callandito pingan los de San Esteban...”. Así como Gerardo y Marta
que realizaron el toro presente en ella, a la floristería Mis Flores
por sus indicaciones en la decoración floral, y a todos aquellos que
trabajaron para dejarla perfecta: Bea, Carmen, Mari Carmen, Óscar,
Sergio y Josepe. ¡A todos, Gracias, Gracias y Gracias!
Con todos ya listos, y mientras un
grupo de colaboradores se quedaba encargado del reparto de tajadas en
el local (con su correspondiente bolsa, y como manda la tradición,
tajada cocida, botella de 1 litro vino, barra de pan, chorizo y huevo
cocido), nos dirigimos con la caldera hasta la Plaza Mayor, donde a
las 11:00 horas daba comienzo el desfile como dice la canción, del
“día de mas esplendor”.
Nuestro cartelero, Alejandro, abría
nuestro turno, y tras una interminable fila de piñorros y piñorras
que quisieron acompañarnos, seguida de la caldera portada por los
cuatros, jurados, secretarios y padres de los jurados, recorrimos el
Collado hasta la Alameda de Cervantes, con la bendición
correspondiente de la caldera a la altura de la ermita de La Soledad.
Al llegar a la zona habilitada para
nuestra cuadrilla en la Dehesa, allí nos esperaba una magnífica
mesa decorada con cariño y al detalle por las tías de los jurados,
Virgi y Feli, así como Juli, Pili y Carlos. ¡Preciosa! ¡Muchas
Gracias!
Tras las correspondientes fotos con la
Caldera y la mesa, con familiares y colaboradores, llegaron las
Autoridades, estando todo preparado para que pudieran degustar
nuestras viandas y nuestro tinto dulzón. Al finalizar, bajamos de
nuevo a la Plaza Mayor entre bailes, risas y alegrías, para
depositar la Caldera en el Patio de Columnas del Ayuntamiento para
que puedan ser observadas con detenimiento por sorianos y forasteros
durante la tarde del domingo.
Después, los colaboradores vestidos de
piñorros y piñorras se fueron a cambiar para volver a ponerse el
uniforme de cuadrilla, y poder disfrutar todos juntos en el local de
una deliciosa comida con un menú de gala.
Por la tarde, algunos miembros de la
cuadrilla se fueron a presenciar la corrida de los toros, mientras
otros nos quedamos de sobremesa en el local disfrutando de un rato de
relax merecido.
Alrededor de las 21:00 horas nos
acercamos al Ayuntamiento de Soria para recoger la Caldera, allí nos
encontramos a otras cuadrillas haciendo lo propio, todo entre un gran
ambiente de todos los presentes de las distintas cuadrillas. Entre
bailes, risas, canciones y “zarandeos”, recorrimos el collado
hasta llegar a nuestro local para cenar.
Tras la cena, y con algo de pena ya
presente por ser la última cena en las fiestas todos juntos en el
local de la cuadrilla, finalizamos el día con una pequeña ronda al
barrio. Después tocaba descansar, ya que se acercaba el último día
de las fiestas, el más solemne de todas las fiestas, Lunes de
Bailas.
¡Vino
y Música!