El sábado 8 de Junio tuvo lugar en el
Monte Valonsadero el conocido acto como El Lavalenguas, el cual puede
ser la fiesta presanjuanera más multitudinaria en la que se sortean
los novillos entre las cuadrillas y se sueltan por la pradera de
Cañada Honda para comprobar su valía. En este sorteo, cada
cuadrilla elige un novillo del monte que está asociado a otro de la
Plaza de Toros, con lotes previamente elaborados por el Ayuntamiento.
Comenzamos el día muy temprano para
llegar al encierro matinal aproximadamente a las 8 de la mañana con
nuestros colaboradores de Cuadrilla. Allí degustamos y ofrecimos el
típico moscatel con pastas a todos los sanjuaneros en la puerta de
los corrales. El gran ambiente y las ganas de fiestas sanjuaneras era
palpable desde primeras horas del día.
Posteriormente, y tras el encierro de
los novillos en los corrales, nos trasladamos a los chiringuitos. A
media mañana, todos los integrantes de la cuadrilla fuimos a coger
fuerzas con un buen almuerzo que teníamos preparado.
Después jurados y secretarios
regresamos a Soria, ya que habíamos quedado a comer con el resto de
cuadrillas. La comida no pudo ir mejor, entre risas y canciones. Al
terminar, bajamos a la Plaza Mayor para realizar la salida oficial
del Lavalenguas junto a secretarios, autoridades y gaiteros. Ya en el
autobús, ¡vino y música!
Una vez en Valonsadero, nos dirigimos a
los corrales de Cañada Honda y allí realizamos el tradicional
sorteo para la elección de los novillos. Los primeros en elegir
fueron los compañeros de El Rosel y San Blas, por lo que nosotros
elegimos en sexto lugar. Elegimos en función de las indicaciones que
nos habían trasmitido según los gustos del novillero que lidiaría
el nuestro para el Viernes de Toros. Nuestros novillos fueron:
Palmello nº3 (Valonsadero) de la Ganadería Ramón Sánchez Recio y
Barbito nº27 (Plaza de Toros) de la Ganadería Hnos. Marcen Romero,
siendo el primero de pelaje negro azabache y el segundo de pelaje
colorado-castaño.
Una vez acabado el sorteo y asignados
cada novillo a su cuadrilla, llegó el momento de trasladarnos hasta
las rocas de los corrales, y sentados en el conocido “murete”,
verlos salir a la placetuela y pradera, disfrutando del ambiente que
se crea entre sorianos y forasteros al son de las sanjuaneras
mientras hacen el paseillo entre cada descanso de la salida de
novillos, con los colaboradores de la cuadrilla ofreciendo el rico
tinto dulzón de nuestras botas.
Al finalizar el acto, nos desplazamos a
la Casa de Autoridades a merendar junto a nuestros compañeros,
autoridades y nuestra querida banda de música, que tras reponer
energías, nos deleitaron con unas sanjuaneras.
Terminamos este gran día con la
llegada de todos los jurados y secretarios a Soria, así como el
tradicional desfile desde la Plaza Mariano Granados hasta la Plaza
Mayor seguido del baile de la Banda Municipal de Música, que unas
cuantas gotas de lluvia no pudo impedir. Allí continuamos la noche
los jurados disfrutando de la verbena que se alargó hasta altas
horas...
¡Vino
y Música!