Señorío de Aldea, bodega de viñas viejas para potenciar el vino de Soria y fijar población

Esta nueva bodega, nacida en 2013, es una de las 14 que integran la recién creada Asociación Viñas Viejas de Soria, para darles un valor especial dentro de los vinos de la DO Ribera del Duero
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Daniel Heras, en la finca de viñas de 28 años

El vino se está convirtiendo poco a poco en otro motor para el asentamiento de población en la comarca de Soria perteneciente a la Denominación de Origen Ribera del Duero. En la actualidad existen 15 bodegas en toda esta zona del suroeste soriano adscritas a esta DO. Se trata de un número reducido en comparación con las de toda la Denominación, y las cifras comparativas son todavía más exageradas si se habla de hectáreas totales o de volumen de producción.

Ello se debe, entre otras cosas, a que en la provincia de Soria existe una proporción muy alta de viñas viejas (más de 20 años), cuando en las provincias de Burgos y Valladolid, donde las extensiones de viñedo han sido tradicionalmente mucho mayores, se iban arrancando las viñas antiguas ya que las nuevas producen más cantidad.

Las viejas, sin embargo, dan más calidad, y ese es el valor con el que quieren promocionarse estas bodegas sorianas. 14 de ellas han constituido este año la Asociación Viñas Viejas de Soria, con el objetivo de diferenciar este vino soriano del que se realiza en otras partes de la Ribera del Duero. La asociación todavía está en su fase inicial, a la espera de conocer qué actividades de promoción realizará en el futuro.

Una de las bodegas integrantes de la Asociación Viñas Viejas de Soria es el Señorío de Aldea, ubicada en la localidad de Aldea de San Esteban. Como sucede en tantos pueblos de esta comarca, la elaboración de vino es algo secular en Aldea. Estos vinos se elaboraban artesanalmente y para consumo propio, aunque antaño también se vendían en algunos casos según un sistema muy diferente al actual.

El promotor de esta bodega es Daniel Heras, de San Esteban de Gormaz, cuya familia materna es de Aldea. Empleado en banca en Madrid, empezó el trabajo con la bodega en la vendimia de 2013. Sus primeros blancos se vendieron en 2014 y los tintos, en 2015. Ahora, el desarrollo del negocio le ha animado a regresar a Soria para seguir expandiéndola.

Los viñedos ocupan una extensión de unas 10-11 hectáreas, distribuidas en aproximadamente 60 terrenos, y todas las viñas crecen en vaso, con tres o cuatro 'ramas', lo que afianza el carácter tradicional de la elaboración del vino, con menor producción y mayor calidad. Dentro de los nuevos proyectos que está desarrollando Heras, se encuentra precisamente el de elaborar vino exclusivo de ciertas parcelas, con producciones reducidas pero muy especiales.

Estas parcelas se encuentran en Aldea, pero también en San Esteban, Peñalba o Quintanilla de Tres Barrios.

Todas sus viñas son viejas, pero dentro de las mismas hay dos generaciones diferentes. Por un lado, la parcela más grande en la que trabaja son viñas de 28 años, todas ellas de la variedad de tempranillo. Entre las demás fincas, hay numerosas viñas de más de 100 años, dado que en esta comarca de Soria no existía la costumbre de arrancarlas. Estas viñas centenarias son también tempranillo en su mayoría, aunque también hay algo de garnacha y albillo. Entre estas dos variedades suman alrededor del 5%.

Con todo ello, Daniel Heras produce en la actualidad alrededor de 20.000-25.000 litros, tanto de vino tinto como de vino blanco. De este último, cuya producción es menor, ya la tiene toda vendida para este año, y las expectativas para el tinto son igualmente buenas. Por todo ello, de cara ya al año que viene, pretende ampliar Señorío de Aldea tanto en número de hectáreas de viñedo como en la edificación de la bodega en sí. En la actual bodega trabaja con el 80% de barricas de roble francés y el resto, americano.

Dentro de esos proyectos de futuro a corto-medio plazo, le gustaría potenciar el enoturismo a través de su bodega, y enseñando también el antiguo sistema de bodegas tradicionales que se conserva en la parte alta de Aldea de San Esteban, alguna de las cuales es de la propiedad de su familia. Heras también pretende plantar algunas viñas nuevas para trabajarlas desde el inicio.

En la actualidad, el Señorío de Aldea produce fundamentalmente cuatro vinos: Agoris 6 Meses, Señodal, Agoris Viñedos Centenarios y Albus 6 Meses. Los tres primeros son tintos y el último, blanco. Sus precios de venta al público estimados son de ocho euros los de 6 Meses, 10 el Señodal y 15 el Viñedos Centenarios. Se vende en Soria, por varias provincias de España y en países como Bélgica, Italia y, en breve, Suiza.

Todo el proceso de elaboración del vino está asesorado por las enólogas de Aranda de Duero Rebeca Palomo y Esther Gómez. Ahora, en la vendimia recién terminada, han acudido casi a diario a la bodega, y el resto del año hacen un seguimiento semanal salvo en las épocas de menos trabajo, que coinciden con el verano.

En vendimia han estado trabajando alrededor de 25 personas, ya que prefieren hacerla en el menor tiempo posible. Se hace completamente manual, y este año han tardado cinco días. En breve, después de que se caigan las hojas a partir de noviembre, comenzarán las tareas de poda hasta marzo. En noviembre y diciembre también se aprovecha para añadir abono natural y para pasar el cultivador por los terrenos.

En abril o mayo, dependiendo de las lluvias, es necesario acometer el destallado, la poda en verde: las enólogas deciden de cada viña qué ramificaciones hay que cortar para aumentar la calidad de las uvas que se dejen en la viña. De hecho, una de las características de esta bodega y en general de la Ribera del Duero soriana es que la producción ronda los 2.500 kilos por hectárea, cuando en otras zonas de la DO llegan sin problema a los 7.000 del cupo máximo autorizado.

Finalizado el destallado, en verano se trabaja con el tratamiento fitosanitario de las posibles enfermedades. Con las viñas de 28 años es necesario hacer un tratamiento de prevención algo más extenso, pero a las viejas solo se les echa azufre. Daniel Heras explica que otra de las fuerzas de estas viñas más viejas es que resisten mejor las enfermedades y que algunas como la yesca apenas les afectan. De hecho, este año, en el que la producción ha sido menor en cantidad en términos generales, las viñas centenarias han dado prácticamente los mismos kilos de uva que en temporadas anteriores.

En verano también se aprovecha para ir embotellando y para ir dejando espacio en la bodega de cara al intenso trabajo posterior de septiembre y octubre, los penúltimos pasos antes de un proceso que culmina con cada botella que se descorcha en un domicilio particular o en cualquier bar o restaurante.

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