Peter Handke, el Nobel de El Mirón

Texto de la catedrática soriana de Literatura Alemana, Olga García

Texto de Olga García:

“Cada vez que paso por delante de la fachada de Santo Domingo, su estar ahí, su modo y manera, su forma es al mismo tiempo un hacer; ella me mueve, me da una sacudida, me da un pequeño empujón, como los gorriones de Soria, como las nubes que pasan, las ramas de los árboles de la estepa, el humo de la madera”

Diciembre de 1989, el escritor austriaco Peter Handke (1942), conocido ya en España por El miedo del portero al penalti, Carta breve para un largo adiós, Desgracia impeorable o La mujer zurda, se dirige hacia Soria, ciudad que había descubierto de forma fortuita a través del reportaje publicado en la revista de una compañía aérea. 1989 era el año de la historia: la caída del Muro de Berlín, el tiranicidio de los Ceaușescu, etc. pero él decide retirarse a la “ciudad más tranquila y callada de España”. Handke es un escritor de lugares, como él mismo dijo en 1990, y a partir de aquel frío invierno soriano de 1989/1990, los paisajes de España, Cervantes, San Juan de la Cruz, Santa Teresa y Antonio Machado serán inseparables de su obra. Él y sus personajes son caminantes que recorren la meseta castellana, la sierra de Gredos, las tablas de Daimiel, o el Pirineo catalán y navarro. En la literatura contemporánea no hay otro escritor extranjero que haya dedicado más páginas a los espacios y paisajes ibéricos. Y todo ello empezaría hace 30 años, cuando un escritor (su narrador en Ensayo sobre el jukebox, 1990), que llevaba unos años merodeando por el mundo de un lado para otro sin casa, huyendo de cualquier entorno en el que se hablara alemán, se dispone a poner en práctica un proyecto hacía mucho tiempo planeado: escribir un ensayo sobre el tocadiscos automático tragaperras en la ciudad de Soria.

“Lo que antaño fue sentimiento ahora es imagen: ¿Qué clase de imagen? Una imagen del lugar de antaño, de la localidad donde ocurrió el sentimiento. No cuentes pues sobre el sentimiento sino sobre la imagen del lugar”

Las tierras sorianas directa o indirectamente, los lugares reales o los que su autor transforma en míticos seguirán estando presentes en varias de sus obras posteriores: Ayer, de camino (2005) o La noche del Morava (2008). Handke recorre en sus caminatas la meseta, paisaje por el que siente una especial atracción, al ser un espacio vacío. En Soria, como no, hacía frío, volvía a ser a principios de diciembre del 1989 la provincia más fría de España. Peter Handke se aloja, primero, en el Hotel Alfonso VIII, se detiene por las taquillas de los hoy desaparecidos cines Rex y Avenida; pero al día siguiente decide cambiar de alojamiento, y realiza además dos grandes descubrimientos la fachada de la iglesia de Santo Domingo y el paseo a orillas del Duero.

“La gramática correcta es el pensamiento correcto: oráculo que acabo de oír del matraqueo de los álamos que están junto al río Duero”

Explora la colina de El Castillo también la de El Mirón y, después de sopesar los pros y los contras de hoteles y pensiones, decide instalarse en el Hotel Leonor durante las próximas semanas. “¡No, de aquí no me marcho hasta no haber logrado mi propósito!” El escritor austriaco deambuló en silencio por la ciudad y contornos. Se puso además una disciplina diaria: andar y andar sin tener una meta, salir a la estepa y al regresar del “vacío” (como él mismo dice) frecuentar alguno de los bares cercanos al río (que hoy tampoco existen). Antes de ponerse a trabajar se impuso una norma, por lo menos saludar a alguien con la intención de que le fuera devuelto el saludo.

“La sonrisa, la recíproca, en el momento del saludo-mutuo, fue la única comunidad del día de ayer, y me bastó”

Otra de sus rutinas era leer el periódico con la ayuda de un diccionario en La Amistad. Al final de esta su primera estancia en Soria tenía la sensación de haber recorrido todos los rincones de la ciudad, y de que en ella había más de un centenar de bares. ¿Pero encontró en ellos algún jukebox? No, únicamente en el cine Rex, en una película inglesa.

Handke concluye su Ensayo el 30 de diciembre y “Después del trabajo: expulsado del paraíso del presente (en el autobús que va a Valladolid)” no sin antes ser el único cliente que cenara en el restaurante chino La Gran Muralla (que sí sigue existiendo).

Después vendrían otras estancias y muchos partidos de fútbol vistos en Los Pajaritos, en Numancia la Nueva (La noche del Morava). Pero esta es otra historia porque “cada país tiene su Samarcanda y su Numancia” y éste, un Premio Nobel no otorgado a Handke por razones extraliterarias también hace casi 30 años.

Olga García

Catedrática de Literatura Alemana

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