La osezna Saba, trasladada a un espacio en semilibertad en el monte leonés de Valsemana

La cría recogida a finales de mayo, que ya pesa 23 kilos, se encuentra desde la mañana de ayer en este amplio recinto de la provincia de León, aislado y alejado de actividades humanas

La cría de oso pardo cantábrico, recogida a finales de mayo en las inmediaciones del cercado de Proaza, ha sido trasladada en el día de ayer a un recinto en semilibertad en el monte de Valsemana, provincia de León, dependiente de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Desde el pasado mes de junio se encontraba en el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre del municipio de Villaescusa, dependiente de la Consejería de Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria.

Los equipos técnicos y veterinarios de la Junta de Castilla y León, del Principado de Asturias y del Gobierno de Cantabria, junto con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, han consensuado su traslado al recinto leonés, una vez superado el cuadro neurológico que padecía la osa y tras someterla a un chequeo exhaustivo.

Las instalaciones de Valsemana (León) facilitarán la aclimatación del animal al medio natural de forma previa a su reintroducción, dado que están aisladas, son amplias y cuentan con un adecuado enriquecimiento ambiental. El traslado a este recinto se ha realizado sin incidencias durante la madrugada del día de ayer.

La Guardería de Medio Natural del Principado de Asturias, en colaboración con técnicos especializados, recogió a la cría en las inmediaciones del cercado de Proaza el pasado mes de mayo. Padecía desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas, por lo que fue enviada a un centro veterinario para estabilizarla. Tras experimentar una leve mejoría se acordó su traslado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre, en Cantabria, unas instalaciones específicas para el tratamiento de osos pardos donde a su vez ha contado en todo momento con el asesoramiento y colaboración del personal técnico y veterinario del parque de la naturaleza de Cabárceno.

 

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Durante los tres meses que ha permanecido allí ha estado de forma continuada bajo control veterinario, aunque sin contacto visual con sus cuidadores, y habiendo alcanzado un desarrollo óptimo, hasta llegar a los 23 kilogramos de peso.

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