Una traca fugaz y especialmente atronadora para saludar el paso de Jesús por la plaza de Almazán

Miles de personas han abarrotado la villa de Almazán en esta inolvidable noche
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La Bajada de Jesús de Almazán de 2018 quedará en el recuerdo como una de las más atronadoras en lo que a volumen se refiere, pero también como una de las más fugaces al terminarse el estruendo de los petardos más potentes cuando la procesión todavía marchaba por la mitad de la plaza aproximadamente, antes de girar a la izquierda para comenzar el camino recto hacia su ermita.

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La noche más especial del año en Almazán probablemente también haya sido una de las más calurosas. Ello ha ayudado a que miles de personas se hayan congregado en el entorno de la plaza para ver la procesión en directo, pero también en los diversos lugares estratégicos de la villa donde se reúnen todas aquellas personas especialmente sensibles al sonido de los petardos.

Quien no haya estado nunca allí quizás piense que es una exageración, pero no lo es.

La procesión da comienzo a las 21.30 en la iglesia de Campanario. Desde allí baja muy tranquila hacia la plaza. Desde la balconada del Ayuntamiento ya es posible vislumbrar la imponente imagen del Nazareno prácticamente desde el comienzo de la calle.

 

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El paso es tranquilo porque hay que esperar a las 22.00 exactas para que se apaguen las luces y comience la gran traca, que dura unos seis o siete minutos, coincidiendo con el trayecto de la procesión por la plaza. Además, la traca suele ir ascendiendo en volumen hasta la gran apoteosis final.

Este año no ha sido así. Desde el primer segundo ha comenzado esa apoteosis, al menos en lo que a volumen se refiere, con una gran humareda cubriendo toda la plaza y a los miles de presentes. De repente, la traca ha terminado a los tres minutos. Tras unos segundos de vacilación por si se trataba de un silencio que formara parte de la coreografía, pronto se ha visto que no, que los petardos ya se habían terminado, algo que no ha gustado a la mayoría de la concurrencia.

La procesión ha seguido avanzando y ha habido una última quema de fuegos artificiales justo antes de otro de los momentos más especiales de la noche: cuando Jesús se da la vuelta (180 grados) justo antes de abandonar la plaza para entrar de espaldas a la ermita y una vez en ella quedar de frente para recibir a la ingente cantidad de personas que entra a mostrarle sus respetos y adorarle. Este año, los encargados de bajar a Jesús han pagado algo más de 6.000 euros, una cifra superior a la de las últimas fiestas.

Inolvidable Bajada, por tanto, especialmente para todas aquellas personas que hayan tenido la suerte de disfrutarla por primera vez.

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