Escrito de la Asociación AprendEre sobre las nuevas políticas del Gobierno sobre la asignatura de Religión

La Asociación AprendEre de Burgos ha escrito una opinión valorando las nuevas políticas del Gobierno respecto a la asignatura de Religión:

"En nombre de qué.

La verdad es que la cosa no empezó bien. No es buen comienzo acceder al poder tras una moción de censura – “instrumental para convocar nuevas elecciones”, dijo él mismo – y, una vez pisadas las alfombras de la Moncloa, decir que de lo dicho nada y quedarse en el poder hasta el final de la legislatura. O sea que la suya resultó ser palabra hueca.

Y no mejor ha empezado la inesperada ministra de educación.

En la comparecencia que tuvo ante el Congreso el pasado once de julio, dijo que en el tema de la educación ella perseguía el diálogo ya que “el acuerdo en educación es algo demandado en la sociedad…” y  que los pasos a dar en tan importante cuestión iban a ser “decisiones consensuadas a corto y… a largo plazo”.  Eso dijo la ministra. Y digo yo: ¿Cómo es posible insistir en la necesidad del consenso y, acto seguido, (en la misma comparecencia) tomar varias decisiones “vía ordeno y mando?  Vayan unos ejemplos. Porque lo dice la ministra-que-va-a-dar- pasos- consensuados”, ya ha decidido reformar varios artículos de la LOMCE. Porque ella lo decide, va a aligerar el peso de la escuela concertada. Porque ella lo ordena y manda sin consenso que valga, se va a quitar a la clase de religión el carácter computable y va a desaparecer la alternativa a la misma.

Es evidente que estamos ante un concepto nuevo e insospechado de “consenso”: Buscar consenso, desde la experiencia de esta ministra, ya no es buscar acuerdos en un clima de diálogo; tras el advenimiento de la señora Celaá,  buscar acuerdos en educación implica imponer lo que a ella y a sus correligionarios les parece bien. Así se entiende.

Y si somos sinceros tampoco nos ha extrañado demasiado. Por más que en la oposición estos grupos  exijan diálogos y acuerdos, cuando están en el poder les molesta que alguien no piense como ellos.

Pero permítaseme que me detenga en el tema de la clase de Religión. La nueva ministra dice que la clase de religión va a ser evaluable pero no va a computar para la nota final. Mi pregunta es de lo más elemental. ¿En nombre de qué una asignatura que figura en el plan de estudios, a la que se le exige, como a las demás asignaturas, toda una programación didáctica con sus objetivos, competencias, contenidos, estándares de aprendizaje y criterios de evaluación,  que debe ser aprobada por la inspección educativa correspondiente, en nombre de qué puede perder su carácter computable?¿Quizás en nombre de un prejuicio? ¿Podría ser, entonces,  llegado el caso, que un nuevo gobierno no amigo de Francia  suspendiese el carácter computable del francés, por ejemplo?   En nombre de qué se elimina el carácter computable de la asignatura de Religión, máxime sabiendo que una ley del máximo rango – Acuerdos Iglesia-Estado – determina que la asignatura se impartirá “en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales”. ¿Sabe la señora ministra de alguna disciplina fundamental que no compute para la nota final?

Como contrapartida la señora Celaá, cuya aversión a la clase de religión ya era conocida por alguno de sus artículos, dice que se va a implantar una nueva asignatura, obligatoria para todos - ¡cómo no! - , llamada Valores cívicos y éticos.

Veamos. La constitución española, en su artículo 27,3  dice que los contenidos de la formación religiosa y moral son competencia de los padres. Si eso dice la Constitución y nadie debe obviar su cumplimiento, es evidente que una asignatura que enseñe comportamientos éticos o morales y que no haya sido aprobada por todos y cada uno de los padres,  incumple el derecho de los mismos a determinar los contenidos de esa educación ética. Alguien dirá, “no, hombre,  que se trata simplemente de enseñar valores democráticos” … Ya… ya les contaremos los contenidos.

No creo que vaya a parte alguna la obsesión del partido socialista con la clase de religión. No hay vez que acceda al gobierno sin que dé un jaque a la asignatura. ¿De verdad, para este partido, es éste un problema principal de la escuela en la actualidad? Si es así advertir  que problema debe ser solo para el partido en cuestión porque, en la práctica, la religión, siendo como es una asignatura de libre elección, sigue siendo elegida mayoritariamente por un 63% de los alumnos".

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad