Cómo prepararse para pedir un préstamo

Para algunos es algo casi habitual, mientras que para otros es una situación en la que los nervios salen a relucir. Independientemente del nivel de ingresos, hoy en día, pedir un préstamo es una iniciativa muy común para cualquier consumidor. Desde una compra importante como muebles o electrodomésticos, hasta una hipoteca o para afrontar un imprevisto, los préstamos pueden resultarnos muy útiles y cómodos. Matchbanker te explica cómo prepararte para que no supongan ningún problema.

  1. Decide el tipo de préstamo que más te atrae

Hay personas que prefieren pagar un poco más en intereses a cambio de no tener que poner avales ni hipotecar nada, otras prefieren pagar lo menos posible. Es algo que debes meditar con tranquilidad. En principio, lo barato es mejor, pero si alguien te avala y luego hay problemas, es posible que esta persona se enfade contigo. ¿Existe este riesgo? ¿Estás dispuesto a correrlo? Lo mismo ocurre con la hipoteca, ¿Estás dispuesto a arriesgar tu casa? Tomar estas decisiones es algo muy personal, pero es mejor que lo hagas antes de estar condicionado por los precios y ofertas de los préstamos, de modo que finalmente lo evalúes todo.

Así que antes de nada, imagina tu préstamo ideal y prioriza los factores que más te interesen por importancia.

  1. Compara opciones

Ahora que ya sabes qué características quieres que tenga tu préstamo, es el momento de ver lo que hay disponible en el mercado. Una forma de hacer más objetiva tu elección es dar una especie de nota a cada préstamo.

Por ejemplo: Un préstamo con un interés bajo recibe 4 puntos, uno sin aval 2 puntos, uno que te transfiera el dinero rápidamente 1 punto, etc. Para cada préstamo, le das los puntos correspondientes y así conseguirás un listado con los mejores préstamos para ti.

  1. Haz un plan de pagos

Antes de lanzarte a firmar el contrato es buena idea que planifiques un poco como vas a pagarlo. Calcula tus ingresos y tus gastos regulares. Con ello sabes el margen que tienes para pagar la cuota del préstamo y, por tanto, sabes hasta qué cantidad puede ascender dicha cuota sin afectar a tu calidad de vida.

  1. Elige un préstamo

Es el momento de volver a ver tu listado realizado en el punto 2 y elegir el mejor préstamo posible, pero que cumpla con lo que razonablemente puedes pagar mensualmente según tus cálculos del punto 3.

Con eso, estarás reduciendo tus probabilidades de impago y decidiendo de una forma más metódica. Además, también es buena idea que ya que has repasado tus gatos en el punto 3, compruebes si puedes reducir o eliminar algunos durante la vida de tu préstamo, para poder destinar esa cantidad al ahorro y tener así un pequeño colchón en caso de imprevistos.

En lo que se refiere a las finanzas, planificar y poner las cosas por escrito, es una gran ayuda para tomar mejores decisiones y comportarse de forma más racional. Si te limitas a “creer” que puedes pagar el préstamo, cuando vayan llegando los gastos mensuales, puede que te des cuenta de que los habías infravalorado y tengas que afrontar una situación incómoda que no esperabas.

Al fin y al cabo, al planificar tu capacidad financiera seguirá siendo la misma, pero tu capacidad de reacción habrá mejorado.

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