Soria tiene un campeón del mundo de atletismo desde hace 20 años

El 29 de julio de 1996, Abel Antón Rodrigo terminó decimotercero en el 10.000 de los Juegos Olímpicos de Atlanta. Delante de él terminaron tres kenianos, dos marroquíes, un etíope, un ruandés, un burundés, un tanzano, un mexicano, un alemán y dos ingleses. Pensaba que ya había tocado su techo en el tartán, donde había logrado grandes resultados en europeos, pero donde se veía todavía lejos de los africanos, a una distancia difícil de salvar a punto de cumplir los 34 años. Ya en aquellos días tenía en mente la maratón. Sin casi 'publicidad', se inscribió ese mismo año para la maratón de Berlín, justo dos meses después, el 29 de septiembre. Y allí, en la capital alemana, se produjo lo que cambió la historia finisecular del maratón español: impresionante victoria del soriano con un tiempo de 2h09:15, 18 segundos menos que el tanzano Naali. Y detrás, dos kenianos, un sudafricano, otros dos kenianos...

Esa era su distancia para lo que le quedaba de carrera. El 16 de marzo de 1997, Antón corrió su segunda maratón. Y lo que sucedió en la ciudad coreana de Kyongju ya no fue tanta sorpresa: nuevo triunfo con 2h12:37 en una carrera presidida por el viento, la lluvia y por una caída del soriano en el kilómetro 25. Seguno y tercero fueron el brasileño Vanderlei da Lima y el etíope Abebe Mekonnen.

Procedente de distancias más cortas, en las que tenía marcas muy interesantes, la estrategia de Antón en estos sus pinitos en los maratones era obvia: aguantar el ritmo de cabeza hasta que pudiera (que era hasta el final) y dar el hachazo final cuando lo viera pertinente.

Conociendo todo ello, llegó el 10 de agosto de 1997, el último día del Campeonato del Mundo de Atenas. A las 8.05 de la mañana, para reducir los efectos del calor, se presentaron 108 atletas en línea de salida. De ellos, se retiraron 38, entre ellos los tres kenianos, dos de los cinco etíopes, Alberto Juzdado, Diego García...

Por delante, quedaban dos españoles: el vigente campeón del mundo en Goteborg'95 (Martín Fiz) y el soriano imbatido en la distancia (Abel Antón). Si este tenía clara su estrategia, como ya se ha explicado, la de Fiz también era 'fácil': poner un duro tren para soltar a su compatriota y rival (pasó primero en el 30, en el 35, en el 40..., mirando para atrás de vez en cuando buscando relevos que no llegaban, mientras Antón parecía que se ocultaba según por donde mirara Fiz).

Y en un duelo así, no puede haber dos estrategias ganadoras. Y ahora, 20 años justos después de aquel día, ya sabemos lo que pasó: Abel Antón era entonces el hombre más fuerte del mundo en los 42.195 metros. La sangre fría del soriano se calentó a las 2h12:30. En ese momento, dio el ataque definitivo, al que Fiz no pudo responder, entrando en solitario en el estadio Panathinaikos. Antón ganó con 2h13:16, cinco segundos más rápido que el vitoriano y un minuto más rápido que el bronce del australiano Steve Moneghetti.

Fabián Roncero fue sexto y José Manuel García, decimocuarto. España se proclamó campeona de la Copa del Mundo y Soria tuvo su primer y, de momento, único campeón del mundo del deporte rey.

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