25 años de oro

Tal día como hoy, hace 25 años, el atletismo español vivió la gran epopeya de su historia con la medalla de oro de Fermín Cacho Ruiz en los Juegos Olímpicos de Barcelona'92. Con motivo de esa efeméride global (los Juegos que ayudaron tanto a mejorar el deporte en España) y de esa efeméride particular (el gran oro de aquel joven soriano de Ágreda, de 23 años), todos los medios de comunicación se están haciendo eco de lo que sucedió en España hace ya un cuarto de siglo. Todos los sorianos que tenían edad para ello recuerdan sobradamente dónde estaban ese día.

Reportaje publicado el 8 de agosto de 2012

404. 3:40.12. 8-8-1992. Con ese dorsal, después de haber corrido en ese tiempo y en aquella fecha, Fermín Cacho Ruiz (16-2-1969) se proclamó campeón olímpico de los 1.500 metros. Sucedió en Barcelona. No fue la primera medalla de oro del atletismo español, pues Daniel Plaza la había logrado poco antes en los 20 kilómetros marcha. Tampoco fue la primera medalla olímpica del 1.500, pues el cántabro José Manuel Abascal se le había adelantado con el bronce de ocho antes en Los Ángeles (California, Estados Unidos).

Pero aquel oro de Cacho en Barcelona es el momento más importante del atletismo español, el que marcó el camino de una generación posterior de jóvenes españoles que decidieron apostar por este deporte tan duro y tan espectacular, el que supone la base de todos los demás deportes. El momento actual del atletismo en España es tan diferente al de entonces que parece necesario recordar aquellas gestas para tratar de invocar a las futuras.

Hoy se cumplen 20 años de aquel día. La ventaja que tiene esta efeméride, y que no tienen las de los 10, 25 o 50 años, es que es divisible entre cuatro y que, por tanto, coincide con un año olímpico. Es más, coincide con la actual celebración de los Juegos de Londres. Por eso ha sido posible en las últimas semanas escuchar o leer tantas entrevistas al considerado mejor atleta español de todos los tiempos, el que no se perdió ni una sola final del 1.500 durante diez años consecutivos, desde el Europeo de Split en 1990 hasta el Mundial de Sevilla en 1999.

Antes de llegar a Barcelona, Cacho venía de conquistar el quinto puesto en el Campeonato del Mundo de Tokio, en 1991, con apenas 22 años. A la Ciudad Condal llegó más maduro, con opciones de medalla. Sin embargo, el gran favorito era Noureddine Morceli. El argelino siempre había ganado hasta entonces en los duelos directos a Cacho, salvo en un 800 el año anterior en La Coruña.

En los Juegos de Barcelona no se vieron hasta la final. Antes, el 3 de agosto, los dos habían ganado con comodidad su eliminatoria. De los otros dos españoles, Manuel Pancorbo también se clasificó para semifinales y José Luis González, ya veterano entonces, quedó eliminado. He aquí un par de fotos (todas cedidas por Cacho) en las que se va al brasileño Edgar Martins liderar la primera serie eliminatoria.

Hubo que esperar hasta el 6 de agosto para las semifinales. Si Cacho ganó su serie en 3:37.04, fue necesario correr más en la ronda siguiente. El de Ágreda participó en la segunda y última semifinal, después de que la primera la hubiera ganado Morceli con 3:39.22, un tiempo lento. Para que pudieran entrar por tiempos hasta el séptimo clasificado, esa segunda carrera fue mucho más rápida. La ganó el qatarí Mohamed Suleiman en 3:34.77, 16 centésimas más rápido que el soriano, segundo y controlando todo el tiempo. Fotos de la semifinal con Matthew Yates, Marcus O'Sullivan, Jim Spivey, los kenianos Birir y Kibet, el canadiense Graham Hood...

Después de la semifinal, Fermín Cacho bromeaba en directo a Carlos de Andrés, el reportero de Televisión Española en zona mixta. Le decía que se conformaba con no ser último en la final. Es difícil recordar qué pensarían entonces los televidentes que no le conocieran. Pero quien le conociera un poquito, o los millares de personas que le han conocido después, sabían que aquellas palabras eran eso, una broma. Significaban que, por mucho Morceli que hubiera en pista, él iba a salir a ganar.

Ver aquella carrera debería ser obligatorio cada 8 de agosto. Después de tantos años de entrenamiento para poco menos de cuatro minutos, es casi imposible correr mejor. Siempre al lado de la cabeza y siempre por la calle 1. Poco le importaba de ese modo que la carrera fuera rápida o, como fue, lentísima hasta la última vuelta (1:02.25 el 400, 2:06.83 el 800, 2.36.16 el 1.000). Así transcurrían los primeros compases:

Estando colocado de modo inmejorable, sucedió lo que mucha gente recuerda: el keniano Chesire se abrió ligeramente a falta de 200 metros para tapar el posible ataque por calle 2 del alemán Herold. Pero el ataque vino por la misma calle 1. Fue fulgurante y no encontró respuesta. Cacho, que ya había mirado hacia atrás alguna vez antes de ese hachazo, empezó a distanciarse salvajemente desde poco antes de acceder a la recta final. La carrera está en varios vídeos de Youtube, pero esta es la retransmisión completa de TVE: Ver. Y esta es la apoteosis final en fotos que guarda el campeón:

Nadie pudo seguirle, y quienes le secundaron en el podio fueron los que no habían dado prácticamente la cara hasta esos últimos metros, el marroquí El Basir y Suleiman, que esta vez no pudo con Cacho. ¿Y Morceli? En aquel 1992 no ejerció el dominio insultante de años anteriores y posteriores. Anduvo toda la prueba en la zona media, sin cambio, y terminó séptimo después de Chesire, Birir y Herold. Por detrás del argelino entraron Spivey, Hood, Kibet, Pancorbo y Rakipov. Cuando ellos entraban, el soriano ya estaba dando la vuelta de honor al enfervorecido estadio olímpico de Montjuic:

Desde que Fermín Cacho cruzó la meta se supo que aquel era el momento más grande del atletismo español, y las dos décadas que han pasado desde entonces no han hecho sino revalorizarlo. A ello también ayudó el hecho ya comentado al principio de que la suya fue una carrera larga y repleta de éxitos, incluida la medalla de plata en los Juegos de Atlanta cuatro años después.

Siempre se ha citado al de Ágreda como el mejor atleta español de siempre. Además de las cualidades físicas y de las horas de entrenamiento, en cualquier deporte son imprescindibles la inteligencia y la tranquilidad. A Cacho le sobraban. La carrera de Barcelona se disputó a las 20.15, y casi tan famosa como ella es la siesta que se echó el soriano unas horas antes. Eso sí, toda la frialdad de la competición se rompió tras llegar a meta, cuando recibió la medalla y cuando conoció que el Rey en persona quería felicitarle. Además, los monarcas le recibieron también para felicitarle formalmente por aquel increíble éxito:

20 años después, Fermín Cacho sigue muy vinculado tanto al atletismo en sí como al olimpismo en general, luchando siempre por la candidatura de Madrid. Su éxito permanece imborrable en la mente de todo aquel que lo vivió, y es una de las piedras básicas que ayudan a entender la explosión del deporte español en los años posteriores. El atletismo necesita gestas como la que hoy celebra 20 años.

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