El Salvador fue escenario de la lectura de los dos jóvenes seminaristas sorianos

La parroquia de El Salvador (Soria) albergó en la tarde de ayer la Santa Misa dentro de la cual el Obispo, Mons. Abilio Martínez Varea, instituyó en el ministerio del lector a los seminaristas José Antonio García Izquierdo y José María Cordero de Sousa. En el acto estuvieron presentes además de un buen número de sacerdotes, un importante número de fieles.

Durante el acto, el Obispo se dirigió a ambos de la siguiente forma:

"La primera viene del beato Pablo VI en la Carta Apostólica por la que se reforma lo relativo a lo que entonces se llamaban las órdenes menores; dice así: “La Iglesia instituyó ya en tiempos antiquísimos algunos ministerios para dar debidamente el culto a Dios y para el servicio del Pueblo de Dios según sus necesidades”. Tenemos dos polos o puntos de referencia que nunca deben faltar en la vida de un cristiano y, a fortiori, en la vida de un seminarista que ya vislumbra las sagradas Órdenes, y que quiere y debe acercarse plenamente consciente y convencido de su vocación. Por un lado, el culto a Dios; por el otro, el servicio al Pueblo de Dios. Nunca ha estado en la vida ni en la intención de Jesús el Señor hacer una Iglesia con dos tipos de cristianos: los que se dedican a dar culto a Dios y los que se dedican a servir al Pueblo de Dios. En un momento tan crucial de Jesús, cuando se disponía a entregarse por la salvación del mundo, Jesús se retira a orar: “Dijo a los discípulos: Sentaos aquí mientras voy allá a orar” (Mt 26, 37). Culto a Dios y entrega por la humanidad es una constante en la vida del Señor.

(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});

Y nosotros, humildes discípulos del Jesús, queremos que nuestra oración y culto a Dios lleven siempre al celo por anunciar la Palabra, celebrar los Sacramentos y practicar la caridad. Hace pocos días, en un retiro del presbiterio diocesano, les decía (y me decía): “Mala cosa esto de la vocación al ministerio si apenas me interesa la evangelización, la catequesis, la creciente indiferencia religiosa de nuestro entorno social, si despiertan en mí un mayor interés los ritos puramente externos que lo que ellos contienen y significan. Y mala cosa esto de tener vocación al ministerio si no me duele la suerte de los que no conocen a Jesucristo”.

Sigue el Beato Pablo VI desarrollando el contenido del ministerio de lector y en la primera de sus funciones dice: “Leer la Palabra de Dios en la asamblea alitúrgica, a excepción del Evangelio”. Ser lector no es solamente subirse al ambón para leer alguna lectura en la Eucaristía pues, de ser así, reduciríamos el ministerio a un mero funcionalismo estético. Llevándonos ahora del Papa Francisco en Evangelii Gaudium podríamos aplicar también al lector estas dos observaciones:

1. “Debe ser el primero en tener una gran familiaridad personal con la Palabra de Dios: no le basta conocer su aspecto lingüístico o exegético, que es también necesario; necesita acercarse a la Palabra con un corazón dócil y orante para que ella penetre a fondo en sus pensamientos y sentimientos, y engendre dentro de sí una mentalidad nueva” (EG 149)

2. “Quien quiera predicar, primero debe estar dispuesto a dejarse conmover por la Palabra y a hacerla carne en su existencia concreta. De esta manera, la predicación consistirá en esa actividad tan intensa y fecunda que es «comunicar a otros lo que uno ha contemplado»” (EG 150)

Al recibir este ministerio, Jose y Chema, estáis dando un paso muy importante. Queréis ser unos verdaderos discípulos del Señor desde el Sacerdocio ministerial dejándoos penetrar por la Palabra de Dios, que es viva y eficaz, para hablar a los demás de un Dios que os es familiar. No olvidéis que nadie puede dar lo que no tiene. Además, os comprometéis a la meditación asidua de la Sagrada Escritura para conocerla mejor. El lector no es un mero altavoz o megáfono de la Palabra de Dios: “Quien no se detiene a escuchar esa Palabra con apertura sincera, si no deja que toque su propia vida, que le reclame, que lo exhorte, que lo movilice, si no dedica un tiempo para orar con esa Palabra, entonces sí será un falso profeta, un estafador o un charlatán vacío” (EG 151).

La segunda palabra es del Evangelio de hoy: “No tengáis miedo”. Jesús repite esta expresión por tres veces; San Juan Pablo II la repitió tantas veces desde el inicio de su Pontificado. “No tengáis miedo a los hombres”; “no tengáis miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma”. Y Cristo da la razón: “No tengáis miedo porque valéis vosotros más que muchos gorriones”.

Chema, Jose: ¡No tengáis miedo! Por encima de dificultades, de miedos, Jesús te quiere, Jesús te ama, Jesús te llama. El amor que Dios te tiene en Jesucristo es inconmensurable. El Señor se ha fijado en vosotros dos para seguirle desde el Sacerdocio ordenado. Y, como nos dice hoy Pablo en la carta a los Romanos, “no hay proporción entre el delito y el don”. La gracia y el don de Dios suplen nuestra fragilidad y debilidad ante semejante empresa.

Queridos seminaristas y jóvenes aquí presentes que alguna vez habéis sentido la llamada de Jesús para el Sacerdocio: ¡No tengáis miedo! Veréis una vida plena, llena de gozo y alegría. Gracias a las familias que habéis hecho de vuestros hogares pequeñas iglesias donde se han cultivado las actitudes y valores cristianos que han hecho posible germinar estas hermosas vocaciones al presbiterado. El Señor os recompensará con el ciento por uno. Y pidamos que Dios mande vocaciones a la Iglesia de Osma-Soria, vocaciones cristianas al matrimonio, a la vida consagrada, al Sacerdocio. Se lo pedimos a nuestra Madre la Virgen".

Más en Sin Categoria
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad