La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados paliativos como “un modelo de atención que mejora la calidad de vida de pacientes y familias al afrontar problemas asociados a enfermedades incurables mediante la prevención y el alivio del sufrimiento”. De lo que se deduce que unos buenos cuidados tienen que ir mucho más allá de aliviar el dolor de los enfermos. Tienen que basarse en las acciones preventivas; atender tanto los problemas físicos como psicológicos, sociales y espirituales de los implicados; ayudar a los familiares durante el proceso y cubrir la fase de duelo tras el fallecimiento de los pacientes.