"Sabemos que los terremotos suceden cerca, que Umbría es una región con alto nivel sísmico..."

Amatrice

Natalia Mancuso, como ella misma cuenta en el siguiente texto, nació en la pequeña localidad italiana de Città della Pieve, no muy lejos de Amatrice, destruida ahora por el terremoto de la madrugada del martes al miércoles. Su madre es de Soria, de Valdeavellano de Tera. Aunque Natalia vive en España desde hace 15 años, casualmente estos días se encuentra en su pueblo italiano, en una zona donde el riesgo sísmico ha formado parte desde siempre de las vidas de sus habitantes:

"Estábamos en clase y de repente los bancos y la pizarra empezaron a temblar. Sonó la alarma, y el profe de mates tuvo que dejar de explicar las funciones de segundo grado porque despacito, uno tras otro, nos mandaron ponernos en fila india y salir hacia la calle. Sabíamos cómo hacerlo, porque en mi escuela, como en el resto de la región, los simulacros de evacuación por sismos son obligatorios desde primaria.

Nací en Città della Pieve, un bonito pueblo en la provincia de Perugia, en la región Umbría. Mi madre es soriana, y llevo casi quince años viviendo en España ya, pero mi infancia y adolescencia las pasé en Italia.

El terremoto de magnitud 6,2 que sacudió Amatrice y otros pueblos cercanos el miércoles pasado y que hasta ahora ha causado al menos 250 víctimas, ha sido lo suficientemente lejos de mi pueblo para que aquí solo pudiéramos notar su presencia, pero no sufrir sus daños. El hecho de que tuviera lugar en plena noche también ayudó a que mucha gente de Città della Pieve, tranquila en su sueño, ni se enterara de su paso.

Mi prima Manu, sin embargo, acostumbrada a trabajar con su ordenador hasta las tantas de la madrugada, cuenta como la noche del martes de repente empezó a temblar todo en la habitación, y como irónicamente pensó: “A lo mejor esta vez sí que es chungo de verdad”.

Y claro, dijo “esta vez” porque en Città della Pieve sabemos que los terremotos suceden cerca, y que Umbría es una región con alto nivel sísmico, pero nuestro pueblo se encuentra en una zona relativamente segura y lejos de los epicentros de los sismos que siempre se han producido, y que seguirán produciéndose, en el centro de Italia. Desde pequeños sabemos que algún día, sin previo aviso, podemos ver la lámpara moviéndose en el techo, o notar el suelo oscilando como en una atracción de feria, pero que todo eso va a acabar en pocos segundos y que después todo va a volver a la normalidad. Al final, acabamos siendo unos espectadores más, como el resto del mundo, de la destrucción y la muerte que sin embargo tienen lugar a tan solo unos 100 kilómetros  de distancia.

Ojalá tanta destrucción, por lo menos esta vez, ponga en marcha unas verdaderas políticas de prevención para que en futuro recordemos el de Amatrice como el último terremoto con víctimas".