Serón de Nágima estrena nueva campana

El pasado domingo día 24 de julio, la localidad de Serón de Nágima estrenó campana nueva tras la bendición con los vecinos como protagonistas y con el fin de sustituirla por el sonido de la antigua, llamaba 'Santiaguera', a la que una fisura en el bronce le ha privado de su musical sonoridad. Esta campana se ha dejado en su lugar y la nueva ha pasado a ocupar una tronera vacía, con lo que se completan todas las troneras de la fachada del poniente de la torre de la iglesia parroquial. Los trabajos han sido sufragados por aportación popular. Además se está realizando la automatización de las existentes y la modernización del reloj de la torre.

La ceremonia de bendición de la campana se realizó primeramente desde el altar mayor para el conjunto de los fieles, aunque la bendición directa se realizó en la misma torre a la un grupo de valientes vecinos acompañó al párroco, atreviéndose a subir por la empinada escalera de caracol de piedra y observando así los nuevos mecanismos automáticos de accionamiento y otros detalles técnicos de la instalación.

Las campanas constituyeron, durante siglos, unos auténticos medios de comunicación y difusión codificada de información a los vecinos. El sonido de las campanas era un elemento difusor de los avatares que se iban sucediendo en el mundo rural. En aquella época, todavía se estaba muy lejos en el tiempo de los modernos sistemas de telecomunicaciones que permiten comunicar, instantáneamente, cualquier acontecimiento o situación de cada persona en todo momento y desde cualquier lugar.

Como explica José Antonio Alonso, "los mensajes transmitidos por las campanas unas veces son alegres (bautizos, bodas, fiestas patronales…) y otras tristes (defunciones, incendios, perdidos…), ya que se corresponden respectivamente, con los acontecimientos gozosos o desgraciados que transcurren en la vida de los habitantes de los pueblos. Las campanas, a través de sus sonidos, han estado presentes en el devenir diario de los habitantes del mundo rural y acompañaban al hombre desde los orígenes hasta el final de la vida. Una poesía recitada por algunos de nuestros ancestros recogía magistralmente este hecho en las siguientes estrofas:                                  Las campanas de mi pueblo, ¡sí que me quieren de veras! cantaron cuando nací, y llorarán cuando  muera.

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