Tres cuartos de plaza en una tarde calurosa en la que se lidió una corrida de Zalduendo bien presentada, noble, con poca fuerza pero válida para el lucimiento de los toreros. El rejoneador Manuel Manzanares de lució con un toro de Luis Terrón, destacando en los pares de banderillas puestos, de poder a poder, citando de frente, para posteriormente llevar al toro toreado con continuos costados. Una oreja tras un eficaz rejón de muerte.